lunes, 10 de octubre de 2016

Novela negra y política




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EL PAÍS
ENTREVISTA: PETROS MÁRKARIS | ESCRITOR
"Es imposible no estar furioso con Europa"
ROSA MORA
Barcelona 1 NOV 2011
"Estoy indignado y furioso contra el sistema político griego y lleno de rabia. Es imposible no estar enfurecido con Europa", afirma el escritor griego (aunque nacido en Estambul en 1937). Queda patente en Con el agua al cuello (Tusquets), quizá su novela negra más política. A sus páginas, llenas de su inconfundible estilo de maestro de la novela negra europea, ha trasladado la rabia que embarga a sus compatriotas ante las noticias económicas. Y lo ha hecho sin perder un ápice de su característico humor.
En esta nueva entrega, la crisis se ceba en el comisario Kostas Jaritos, su inolvidable personaje. Le han rebajado el sueldo, como a todos sus colegas funcionarios, y además debe pagar los plazos del Seat Ibiza con el que ha sustituido su viejo Mirafiori. Adrianí, su esposa, que hace milagros con la cesta de la compra, dice en la ficción: "Nos hundimos sin remedio". "Es así", explica el escritor en la realidad. "Los griegos han perdido el control de su sistema político, están secuestrados por un sistema al que no se pueden enfrentar y no pueden cambiar. Están en estado de choque y en la más absoluta desesperación. El camino que tienen que recorrer es larguísimo, un camino pavimentado con 30 años de terribles mentiras. Y lo que más me indigna es que aún ahora nos dicen mentiras o medias verdades".
"De los problemas ha nacido una solidaridad entre los países del sur"
"Aprendí de Vázquez Montalbán a meter la política en la novela negra"

El punto de partida es inconfundiblemente Márkaris; Jaritos se enfrenta a un caso muy complicado. Primero decapitan con una espada a un banquero jubilado; luego a otro aún en activo y que es especialista en hedge funds; después, a un alto cargo de una agencia internacional de calificación, y por último a un empresario que persigue y acosa a morosos. "Hice una investigación antes de seleccionar a estos personajes. Todos representan este sistema financiero enfermo. Los cuatro son habitantes últimamente de las pesadillas de los griegos".
Para mayor preocupación de Jaritos, Atenas aparece empapelada con carteles en los que se recomienda no pagar lo que se debe a los bancos. No será la única preocupante acción del guerrillero antibancos, que vuelve a atacar, esta vez con una inundación de pegatinas con mensajes subversivos: "Los bancos han recibido 25.000 millones más. Ese dinero sale de vuestros impuestos. ¡No volváis a pagar de vuestros bolsillos!".
El característico y endiablado tráfico de Atenas se torna aún más infernal a causa de las manifestaciones, marchas y protestas. Todo sucede en el sofocante verano de 2010. Jaritos y su familia siguen la final del Mundial de fútbol y están apasionadamente a favor de España. "Ha nacido una especie de solidaridad entre los países del sur de Europa, entre los que más problemas tenemos", explica el escritor en Barcelona. "Turistas españoles viajan a Grecia y la gente les para en la calle para hablar de lo que está pasando. Por eso mi comisario compra un coche español. Los sufridores del sur deben unirse frente a los malvados centroeuropeos".
La mitad de la población griega vive (o vivía) de créditos, dice Márkaris en su novela. Créditos hipotecarios, para el consumo o para las vacaciones. "Es un sistema que funciona a base de dinero virtual, éramos ricos porque teníamos dinero virtual, pero ese dinero nunca existió y así hemos llegado a los servicios sociales colapsados y al borde de la bancarrota. Un día nos fuimos a dormir con un sueño y nos despertamos en una pesadilla". En Con el agua al cuello, Márkaris transmite el sufrimiento y el desconcierto de los griegos. Adrianí sufre una depresión porque presencia el suicidio de su vecino de enfrente. "El índice de suicidios en Grecia se ha incrementado un 25%, una cifra exorbitante para un país que apenas tenía suicidios".

Petros Márkaris recibirá el VII Premio Pepe Carvalho, durante la semana BCNegra, en Barcelona. "Estoy orgulloso y muy emocionado. No conocí a Manuel Vázquez Montalbán, pero he aprendido mucho de sus novelas. He aprendido, por ejemplo, a introducir la política en una novela negra". Con el agua al cuello es buena prueba de que Márkaris es un alumno aventajado.

* Este articulo apareció en la edición impresa del Martes, 1 de noviembre de 2011





Con el agua al cuello: Petros Markaris



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Petros Márkaris (Estambul, 1 de enero de 1937) es un traductor, dramaturgo, guionista y narrador griego, conocido ante todo por sus novelas policiacas protagonizadas por el comisario Kostas Jaritos.
Biografía
Nació en Turquía en una familia cristiana, de padre armenio (comerciante) y madre griega (ama de casa). Hizo la secundaria en el colegio austriaco San Jorge, en Estambul, y después estudió Economía en Grecia, Turquía, Alemania y Austria antes de especializarse en la cultura alemana y dedicarse a la traducción de autores como Bertolt Brecht, Thomas Bernhard o Arthur Schnitzler. Muy elogiada ha sido su traducción de Fausto de Goethe.
Márkaris resume así su formación: "Hice mis estudios elementales en una escuela griega, pero después, a partir de mis estudios secundarios hasta mis años de universidad, toda mi formación y mi cultura es alemana". Como miembro de la minoría armenia, durante muchos años no tuvo ninguna ciudadanía; obtuvo la griega después de la caída de la Dictadura de los Coroneles y el retorno de la democracia en 1974, junto con el resto de los armenios que vivían en Grecia. Reside en Atenas desde los años cincuenta.
Comenzó su carrera literaria en 1965, como dramaturgo, con la pieza Historia de Ali Retzos. Desde entonces ha escrito otras obras de teatro, guiones cinematográficos y su famosa serie detectivesca del comisario Jaritos, cuyas novelas han sido traducidas a numerosos idiomas.
Márkaris cuenta que no buscó a Jaritos, un desengañado policía ateniense que le sirve para hacer una representación crítica —que él califica de brechtiana—, de la sociedad actual. "Él vino a mí", dice y explica que después de haber estado escribiendo durante varios años los guiones de la serie televisiva Anatomía de un crimen, se sintió cansado de ella, pero el canal quería seguir y él accedió a prolongar su trabajo por seis meses, y fue entonces que le vino la idea del comisario. Para él mismo fue una sorpresa: "Como fui por largo tiempo un activista de izquierda, no tenía ninguna simpatía por los policías. En Grecia, habían sido sinónimo de fascistas... Pero de pronto, por primera vez, caí en la cuenta que esos pobres policías son pequeños burgueses, que tienen los mismos sueños de que sus hijos puedan estudiar para convertirse en doctores o abogados. Así se comenzó a desarrollar esta construcción: un crimen y una historia familiar contadas paralelamente".
Ha colaborado asiduamente con el director de cine Theo Angelopoulos, con el que ha coescrito los guiones de cinco películas.
Obras
Serie del comisario Kostas Jaritos
Noticias de la noche, 1995 (Nυχτερινό δελτίο), Ediciones B, 2000; traducción de Ersi Marina Samará Spiliotopulu; ISBN 84-406-9696-5, ISBN 978-84-406-9696-0 (reeditada por Tusquets en 2008, ISBN 978-84-8383-041-3).
Defensa cerrada, 1998 (Άμυνα ζώνης), Ediciones B, 2001; traducción de Ersi Marina Samará Spiliotopulu; ISBN 84-666-0384-0, 978-84-666-0384-3 (reeditada por Tusquets en 2008, ISBN 978-84-8383-109-0).
Suicidio perfecto, 2003 (Ο Τσε αυτοκτόνησε), Ediciones B, 2004; traducción de Ersi Marina Samará Spiliotopulu; ISBN 84-666-1463-X, ISBN 978-84-666-1463-4.
Un caso del comisario Jaritos y otros relatos clandestinos, 2005; 9 relatos, Ediciones B, 2006; traducción de Ersi Marina Samará Spiliotopulu; ISBN 978-84-666-2828-0.
El accionista mayoritario, 2006 (Βασικός μέτοχος), Tusquets, 2008; traducción de Montserrat Franquesa i Gòdia y Joaquim Gestí Bautista; ISBN 978-84-8383-040-6.
Muerte en Estambul, 2008 (Παλιά, πολύ παλιά); Tusquets, 2009; traducción de Ersi Marina Samará Spiliotopulu; ISBN 978-84-8383-119-9.
Con el agua al cuello, 2010 (Ληξιπρόθεσμα δάνεια, Trilogía de la crisis, 1); Tusquets, 2011; traducción de Ersi Marina Samará Spiliotopulu; ISBN 978-84-8383-357-5.
Liquidación final (Περαίωση, 2011, Trilogía de la crisis, 2). Tusquets, 2012; traducción de Ersi Marina Samará Spiliotopulu; ISBN 978-84-8383-444-2.
Pan, educación, libertad (Ψωμί, παιδεία, ελευθερία, 2012, Trilogía de la crisis, 3). Tusquets, 2013.
Hasta aquí hemos llegado (2015, Trilogía de la crisis, 4). Tusquets, abril 2015.
La muerte de Ulises (Τριημερία και άλλα διηγήματα, 2015). Tusquets, febrero de 2016; traducción de Ersi Marina Samará Spiliotopulu; ISBN 978-84-9066-233-5.
Cine
Días de 36, 1972
Alejandro Magno, 1980
El paso suspendido de la cigüeña, 1991
La mirada de Ulises, 1995
La eternidad y un día, 1998
Esperando las nubes, 2004, de Yesim Ustaoglu.

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martes, 30 de agosto de 2016

Entrevista a Svetlana Alexiévich publicada en La Vanguardia de Barcelona



“Putin crea un califato ortodoxo”
·         La premio Nobel de Literatura 2015 Svetlana Alexiévich asegura que “no hay personas buenas en una guerra”

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“Putin crea un califato ortodoxo”Svetlana Alexiévich
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XAVI AYÉNMinsk 
 29/11/2015 01:38 | Actualizado a 29/11/2015 08:03Lea la versión en catalán
Cinco grados bajo cero en Minsk, capital de la república independiente de Bielorrusia. Brilla el sol de mediodía sobre los bloques de pisos de hormigón de estilo soviético, que por la noche se iluminan de un modo hermoso que los hace parecer naves espaciales. La entrada de uno de ellos, donde vive la flamante premio Nobel de Literatura, la periodistaSvetlana Alexiévich (Ivano-Frankivsk, Ucrania, 1948), tiene la pintura desconchada y, en los dinteles, los cables eléctricos dibujan unas telarañas inverosímiles. En el interior de la vivienda, una decoración austera y cálida, con muebles de madera. La anfitriona, una resfriada Alexiévich –“con el frío, me enfermo muy fácilmente”–, nos prepara un té en la cocina, desde cuya ventana se observa el río Svisloch. “También lo veo desde mi estudio, mientras trabajo. No cambiaré de casa si no sigo viendo el río, me trae la inspiración para mis libros”.
Alexiévich no quiere moverse nunca más de Minsk. Volvió a la ciudad hace un poco más de tres años, tras doce de exilio en ciudades como Berlín, Gotemburgo o París, a causa de sus escritos, muy críticos con el poder político, que provocaron un hostigamiento oficial que la forzó a marcharse. Ahora, cuenta que, “como Alexánder Lukashenko, el presidente bielorruso, necesita el dinero de Merkel y del FMI, porque Putin ya no le da créditos, ha hecho algunos gestos de liberalización. Pero sigue habiendo opositores desaparecidos, ejecuciones y falta de libertad. Estamos bajo un autoritarismo”.
Cuando la secretaria permanente de la Academia Sueca la llamó, el pasado 8 de octubre, para anunciarle que había ganado el Nobel, ella estaba “planchando, la gente cree que esperaba ansiosamente la noticia, pero no. Ya llevaba algunos años en las quinielas... Acabé de planchar y di una rueda de prensa”.
Ante los otros Nobel que ha dado la lengua rusa en la que ella escribe –Solzenitsin, Pasternak, Bunin, Sholojov–, echa mano de una cita de Joseph Brodsky: “No soy tan idiota como para creer que estoy a la altura de ellos”, y prosigue: “Son las cimas de nuestra literatura. Pero en algo sí coincido: todos ellos, al obtener el Nobel, levantaron una ola de odio en nuestra sociedad. Lo mismo ha empezado a sucederme a mí. La prensa va llena de artículos donde dicen que se trata de una decisión política, que me lo han dado por ser anti-Putin. Es cierto que no soporto a ese hombre. Rusia, bajo su mando, hace lo mismo que en los tiempos de la URSS, practica una política muy agresiva, contraria a los valores europeos, a los valores democráticos. Putin no me felicitó, al contrario que el resto de los presidentes del continente”.
Incluso Lukashenko, ¿no?
Bueno, él se encontraba en plena campaña electoral, con periodistas extranjeros delante, y tuvo unas palabras amables hacia mí. Pero, luego, declaró: “Svetlana es un enemigo del país, mancha nuestra imagen”. “Yo no critico a Bielorrusia, le critico a usted”, repliqué. A Lukashenko no le hace falta un premio Nobel en el país, con toda la autoridad que eso comporta, él es el rey absoluto, nadie debe hacerle sombra. Mis libros ya se encuentran en librerías, pero eso es algo reciente.
El lector de sus libros debe hacer pausas, a veces hay que apartarlos para respirar o para llorar, porque la intensidad del dolor, la emoción que produce, impide seguir leyendo. ¿Le pasa lo mismo cuando los escribe?
Claro. En el frente de Afganistán, por ejemplo, un día me llamaron los comandantes del ejército ruso para mostrarme lo que quedaba de los soldados que habían pisado una mina italiana. Fui a ver cómo recogían sus restos con cucharilla para enviarlos a los parientes. Y me desmayé. Hay que llorar escribiendo y escribir llorando.
Hay algunas escenas que a uno le acompañan incluso en sueños: la mujer del bombero infectado en Chernóbil cuya piel se cae a tiras, esa escena de la Segunda Guerra Mundial en que a través del hueco en el pecho de un herido se ve cómo late su corazón... ¿Lo dosifica?
No artificialmente, sólo trato de que la gente piense en lo que ha sucedido de verdad. Pero mis libros no son de terror, y además de horror y muerte también hay amor y alegría, pues en las guerras y catástrofes todo se da de un modo intenso.
Bueno, sus escenas de amor también hacen llorar bastante.
Es verdad, sí. Ahora estoy escribiendo un libro sobre el amor, con el mismo método de siempre: hago centenares de entrevistas, e incluyo tan sólo una pequeña parte de ellas, fragmentos significativos.
Hitler decía: “Rusia no combate según las reglas”.
Se refería a los partisanos, los guerrilleros, que eran muy crueles y no tenían reglas. Los fascistas quemaban pueblos enteros con su población dentro y, cuando los partisanos los atrapaban, se aseguraban de que cada soldado alemán sufriera lo máximo que se puede sufrir. No hay personas buenas en una guerra, cuando coges un arma dejas de ser bueno, ese es el mensaje de todos mis libros.
Usted no quiere hoy hacerse fotos porque está resfriada, parece una de las soldados de su libro La guerra no tiene rostro de mujer, donde las combatientes muestran insólitos gestos de coquetería en medio de la masacre...
Por favor, yo estoy muy enferma, no compare... Pienso a veces en mi aspecto, sí. Por ejemplo, el 7 de diciembre, cuando lea mi discurso en la Academia Sueca, ¿cómo vestirme? Voy a ir con un traje pantalón, porque mi discurso va a golpear, su contenido es rudo y violento, y no me parecería adecuado pronunciarlo con un vestido de gala apto para bailar el vals.
¿Cuál va a ser su mensaje en ese discurso?
Explicaré lo que he hecho en mi vida. Narrar el imperio rojo, el imperio soviético, contar cómo la gente han sido pequeñas partículas de ese imperio. La gente pequeña nunca fue importante, fueron usados como instrumentos, nadie les preguntaba por sus ideas y sentimientos. Lo tuve que hacer yo, en muchos casos por primera vez. Citaré al poeta Shalámov, que estuvo en el gulag y dijo haber visto “la gran batalla por la renovación del hombre, por el renacimiento del hombre”. Yo he sido cómplice de todo eso, yo creí de joven en la URSS. Pero la única huella que dejaron los bolcheviques son charcos de sangre. De eso escribo.
García Márquez dijo que el autor de Relato de un náufrago era el náufrago que le contó la historia, hasta el punto de que le cedió los derechos de autor durante varios años. Ya que usted nunca ha escrito ni una línea de ficción, ¿este Nobel es suyo o de sus entrevistados?
Es de todas las personas afectadas por los desastres que narro: de las víctimas de Chernóbil, de las mujeres que lucharon en la guerra, de los que aguantaron malos tratos porque creían en la URSS...
Usted ha creado un nuevo género: la novela coral, confeccionada a partir de centenares de entrevistas. ¿Se da cuenta?
Me gustaría pensar eso, que es un nuevo género. No es una simple narración y, aun siendo todo no ficción, está más cerca de la literatura que de otra cosa, es una novela de voces. La vida fluye de un modo que es imposible contarla desde una sola voz, hay que invitar a mucha gente a la fiesta de contar lo que pasa. Cada voz aparece cortada, no existe un narrador alfa, sólido, dominante, sólo la sucesión de voces pequeñitas que crean un coro. Es una concentración de gran densidad en la que el autor debe obrar con mucha delicadeza.
Usted explica cómo la gente vuelve a llenar los templos durante las desgracias.
Una cosa fue Chernóbil o la caída del comunismo, cuando buscábamos una nueva fe, porque éramos ateos y necesitábamos dónde arrimarnos, algún consuelo. Pero ahora la gente va a las iglesias ortodoxas en Rusia como consecuencia de la propaganda, que mezcla política y religión. El régimen de Putin está histérico con la religiosidad, han sustituido la fe por la propaganda. Las autoridades quieren crear un califato ortodoxo. Hace muy poco estuve en Moscú y fui a la catedral, a misa. Vi mucha policía, miembros de los antidisturbios, un gran follón. Pensé que debía de haber un atentado pero me respondieron: “No, señora, vamos todos a la misa en honor de las armas nucleares rusas”. ¿Se da cuenta? ¡Rezaban por las armas nucleares rusas! Los policías, junto a los políticos y militares. Es asqueroso. Luego, otro día, entro en un taxi y el conductor me pregunta: “¿Usted es ortodoxa?”. “No”. “Pues lo siento, porque ha entrado usted en un taxi ortodoxo, aquí ofrecemos nuestro servicio únicamente a los ortodoxos, le ruego que se baje”. Por la noche, fui al teatro y me encontré un grupo de cosacos amenazando con palos y vírgenes a los directores de la sala para que dejaran de representar a Nabokov. Le hablo de hace unos pocos días. Es el hombre rojo, que sigue vivo y que debemos extirpar.
¿Putin apuesta por esas cosas?
¿Bromea? Él se ve como un zar, una figura religiosa y política a la vez.


martes, 21 de junio de 2016

Qiu Xialong y su visión de Shangai

Uno de los elementos fascinantes de la novela "El enigma de China" es la descripción que el autor hace de sitios emblemáticos y representativos de la ciudad de Shangai. Leer este libro es pasear por la historia y la geografía de esta impresionante ciudad!

Hotel Villa Moller, en donde ocurre la muerte del funcionario corrupto:








Xujiahui el barrio en que vivía el funcionario corrupto:



China y el consumismo. "Si me quieres, llévame a un Haagen-Dazs"







El templo Longhua en donde se lleva  cabo la ceremonia delos padres de Peiquin:








Centro de Arte Oriental








La zona de Pudong:



La vida en Shangai para la mayoría








jueves, 2 de junio de 2016

Panorama muy general y breve sobre la China contemporánea

Panorama muy general y breve sobre la China contemporánea




La República Popular de China (en chino simplificado: 华人民共和国 y en pinyin: «Zhōnghuá Rénmín Gònghéguó»), o simplemente China (en chino simplificado: 中国 y en pinyin: «Zhōngguó»), es un Estado soberano situado en Asia Oriental. Es el país más poblado del mundo, con más de 1 300 000 000 habitantes y la primera potencia económica mundial por PIB en términos de paridad de poder adquisitivo. La República Popular de China es un Estado unipartidista gobernado por el Partido Comunista y tiene la sede de su gobierno en la capital, Pekín. Está dividida en veintidós provincias, cinco regiones autónomas, cuatro municipios bajo jurisdicción central —Pekín, Tianjin, Shanghái y Chongqing— y dos regiones administrativas especiales —Hong Kong y Macao—. Asimismo, China reclama la que considera provincia de Taiwán, que es controlada por la República de China con un estatus político de la isla controvertido.

Con una superficie aproximada de 9,6 millones de km², China ―que tiene fronteras con catorce Estados soberanos―es el tercer país más extenso del planeta por superficie terrestre detrás de Rusia y Canadá. El paisaje chino es vasto y diverso, desde las estepas y los desiertos del Gobi y Taklamakán en el árido norte hasta los bosques subtropicales en el húmedo sur. Las cordilleras montañosas del Himalaya, el Karakórum, Pamir y Tian Shan la separan del sur y el centro de Asia. Los ríos Yangtsé y Amarillo, tercero y sexto más largos del mundo, discurren desde la meseta tibetana hasta desembocar en las densamente pobladas costas orientales. China tiene 14 500 km de costa a lo largo del océano Pacífico y está bañada por los mares Amarillo, de Bohai, de China Oriental y de la China Meridional.
La civilización china, una de las más antiguas del mundo, floreció en la fértil cuenca del río Amarillo. Durante milenios, su sistema político se basó en monarquías hereditarias, conocidas como dinastías. La primera de las cuales fue la semi mitológica dinastía Xia en torno al 2000 a. C. Desde el 221 a. C., cuando la dinastía Qin conquistó diversos Estados y formó el primer Imperio chino, el país se ha expandido, fracturado y ha sido reformado en numerosas ocasiones. La República de China derrocó a la última dinastía en 1911 y gobernó la China continental hasta 1949. Después de la derrota del Imperio del Japón en la Segunda Guerra Mundial y la retirada de sus tropas de China, el partido comunista se impuso en la Guerra Civil y proclamó la República Popular de China en Pekín el 1 de octubre de 1949. El derrotado régimen de la República de China, dominado por el partido Kuomintang trasladó su gobierno a Taipéi y desde entonces, la jurisdicción de la República de China se limita a Taiwán y algunas islas periféricas.
Desde la introducción de las reformas económicas de 1978, China ha sido la economía de más rápido crecimiento del mundo, alcanzando en 2014 la primacía mundial en términos de PIB medido en paridad de poder adquisitivo y manteniéndose como la segunda potencia por PIB nominal. China es, además, el mayor exportador e importador de bienes y la primera potencia industrial.20 China dispone del segundo ejército más numeroso del mundo, posee armas nucleares y cuenta con el segundo presupuesto militar después de Estados Unidos. La República Popular de China es miembro de la ONU desde 1971, año en que reemplazó a la República de China como miembro permanente del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, y es reconocida diplomáticamente por casi todos los países del mundo. También es miembro formal o informal de numerosas organizaciones multilaterales, como la OMC, la APEC, los BRICS, la Organización de Cooperación de Shanghái y el G20. China es considerada por numerosos analistas como una superpotencia emergente.



República Popular de China

Mao Tse Tung


Los enfrentamientos más importantes de la Guerra Civil China terminaron en 1949, cuando el Partido Comunista de China tomó el control de la parte continental del país y el Kuomintang se retiró a la isla de Taiwán, lo que redujo el territorio de la República de China a solo Taiwán, Hainan y las islas circundantes. Mao Zedongpresidente del Partido Comunista, proclamó la República Popular de China el 1 de octubre de 1949.  Había dos nombres para la República Popular: China comunista y la China Roja.  En 1950, el Ejército Popular de Liberación arrebató Hainan a la República de China. También en 1950 invadió el Tíbet, derrotando al débil ejército tibetano, que en 1913 el Dalái Lama había declarado independiente.  Durante los años 1950 fuerzas nacionalistas continuaron con la insurgencia en el oeste del territorio chino.
Mao Zedong fomentó el crecimiento demográfico y la población casi se duplicó, pasando de 550 a más de 900 millones durante el período de su liderazgo, que se extendió hasta 1976. Sin embargo, el plan económico y social a gran escala, conocido como el Gran Salto Adelante, produjo una hambruna que se cobró la vida de 45 millones de personas. En la misma época, entre uno y dos millones de líderes campesinos fueron ejecutados, acusados de estar «en contra de la revolución».  En 1966, Mao y sus aliados lanzaron la Revolución Cultural, que trajo consigo un periodo de recriminación política que perduró hasta su muerte. La Revolución Cultural, motivada por las luchas de poder dentro del Partido Comunista y el temor a la Unión Soviética, condujo a una gran agitación en la sociedad china.  En octubre de 1971 la República Popular de China reemplazó a la República de China en las Naciones Unidas, y ocupó su lugar como miembro permanente del Consejo de Seguridad.  Al año siguiente, en la cima de la división entre chinos y soviéticos, Mao y Zhou Enlai se reunieron con Richard Nixon para establecer por primera vez relaciones diplomáticas con los Estados Unidos.
Después de la muerte de Mao en 1976 y la detención de la Banda de los Cuatro —a quienes se les inculpó por los excesos de la Revolución Cultural—, Deng Xiaoping tomó el poder e implementó una serie de reformas económicas.  Posteriormente, el Partido Comunista dejó de ejercer el control gubernamental sobre las vidas personales de los ciudadanos y las comunas se disolvieron en favor del arrendamiento privado, lo que se tradujo en un aumento de incentivos y de la producción agrícola. Este giro en los acontecimientos marcó la transición de una economía planificada a una economía mixta con un entorno de mercantil cada vez más abierto, un sistema llamado «socialismo con características chinas».  La República Popular de China adoptó su actual constitución el 4 de diciembre de 1982.  En 1989, la violenta represión de las protestas estudiantiles en la Plaza Tian'anmen produjeron la condena y sanciones hacia el gobierno chino por parte de varios países.




Masacre en la plaza de Tian anmen

El presidente Jiang Zemin y el premier Zhu Rongji lideraron la nación en los años 1990. Bajo su administración, el buen funcionamiento económico chino sacó a cerca de 150 millones de campesinos de la pobreza y mantuvo una tasa promedio de crecimiento del PIB anual de 11,2%.  El país se unió formalmente a la Organización Mundial de Comercio en 2001 y mantuvo su alto índice de crecimiento económico bajo la presidencia de Hu Jintao en la primera década del siglo XXI. Sin embargo, el rápido desarrollo del país también ha impactado negativamente a los recursos naturales y al medio ambiente de su territorio, y causó importantes movimientos sociales. Los estándares de vida han continuado su rápido progreso pese a la recesión de finales de los años 2000, pero el control político centralizado permanece sin cambios.



Vista de la Shangai


En 2013, Xi Jinping y Li Keqiang asumieron el cargo de presidente y premier, respectivamente.  Con ellos, se han iniciado una serie de reformas de su economía, que en años recientes ha sufrido inestabilidades estructurales y una desaceleración en el crecimiento. La administración de Xi también ha anunciado reformas en el sistema penitenciario y en la política de hijo único. El 14 de diciembre de 2013 China se convirtió en el tercer país, tras los Estados Unidos y la Unión Soviética, en realizar un alunizaje con la misión Chang'e 3 y el robot Yutu

Fuente: Wikipedia

Qiu Xialong y el enigma de China





Qiu Xialong y el enigma de China


País fascinante, milenario, misterioso, China es hoy por hoy un referente obligado en el mundo cuando se habla de economía, de desarrollo, de crecimiento y sobre todo, de paradojas: un país comunista de economía capitalista ( a la manera china), una sociedad en donde la pobreza de cientos de millones convive con la fabulosa riqueza de unos cuantos (igual que en el resto del planeta). Acercarse a la historia contemporánea de China desde los ojos de la novela negra es una forma de intentar entender un poco de este antiguo y complejo enigma. De ahí la importancia que tiene la obra del novelista Qiu Xialong. C.A. Sotelo


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Qiu Xiaolong
(Shanghái, 1953, chino simplificado: 裘小) escritor chino de novela policíaca.
Nació en Shanghái. En su Universidad, se especializó en literatura angloamericana y fue traductor al chino de Joyce, Faulkner, Conrad... Su padre fue víctima de los Guardias Rojos de la Revolución Cultural de 1966. Qiu Xiaolong vive desde entonces en los Estados Unidos y enseña en la Universidad de Saint-Louis.
Su héroe, el inspector Chen Cao, también es poeta. Sus novelas describen la vida de Shanghái bajo el régimen de Deng Xiaoping mezclando la política, lo cotidiano y la intriga policial.
Novelas
Serie Inspector Jefe Chen Cao
Death of a Red Heroine (2000) (Muerte de una heroína roja, Editorial Almuzara, 2006)
A Loyal Character Dancer (2002) (Visado para Shanghai, Editorial Almuzara, 2007)
When Red is Black (2004) (Cuando el rojo es negro, Editorial Almuzara, 2009)
A case of Two Cities (2006) (El caso de las dos ciudades, Editorial Almuzara, 2009)
Red Mandarin Dress (2007) (Seda roja, Tusquets Editores, 2010)
The Mao Case (2009) (El caso Mao, Tusquets Editores, 2011)
Don't Cry, Tai Lake (2012) (El crimen del lago, Tusquets Editores, 2013)
Enigma of china (2013) (El enigma de China, Tusquets Editores, 2014)
Shanghai Redemption (2013)

Wikipedia.https://es.wikipedia.org/wiki/Qiu_Xiaolong




Algo sobre la vida del novelista en China:



La monstruosa broma de Qiu Xiaolong
Qiu Xiaolong, hoy profesor en EEUU, es uno de los grandes narradores negros de la literatura china.

BÁRBARA AYUSO 2014-06-05


"He matado a los monstruos. Eso es lo que hacen los padres", decía el padre de Fiona Wallace en The Painting. Y generalmente es así. El niño se duerme por fin, confiado, convencido de que tras la puerta del armario no habita nada amenazador. Pero a veces, el orden se invierte y no es el adulto quien acaba con las pesadillas infantiles, sino los monstruos quienes matan al padre, dejando al hijo ese poso de terror indeleble en el hombre que será. Como en el caso de Qiu Xiaolong.
En el Shangai de la década de los sesenta los monstruos no esperaban la noche agazapados tras los estantes, ni bajo su cama. Irrumpían en cualquier momento por la puerta principal, para interrogar y torturar a sus padres, y a él. Los monstruos de Qiu eran corpóreos y violentos, integrantes de la Guardia Roja de Mao Zedong cumpliendo con su misión de aplastar a esas "familias negras", enemigas de clase. Cada incursión era diferente, pero siempre brutal. Si había suerte, Qiu solo presenciaba cómo los guardias dejaban a su padre desangrándose en el suelo de salón. Era peor cuando tras la perceptiva golpiza, lo arrastraban por la empinada escalera de madera rumbo a la cárcel, o al campo de reeducación. Porque entonces sabía que no sería la última vez que vería a los monstruos rojos, pero quizá sí a su padre. La vez que no regresó, Qiu ya había tenido tiempo de comprender que el delito de su familia consistía en haber poseído una pequeña tienda, lo que en la dialéctica de la China de la Revolución Cultural significaba ser un "negro" capitalista. Un contrarrevolucionario.
El negro fue -y aún es- el color que acompaña a Qiu Xiaolong. Fue un "perro negro" durante toda su época escolar, en la que consiguió librarse del campo de reeducación por una bronquitis, pero no del aislamiento. Como su familia, él era un enemigo de Estado y a pesar de las brillantes calificaciones, no pudo ir a la Universidad ni encontrar un trabajo. Así que, cuando no estaba cuidando a su madre, que desarrolló una grave afección por las continuas incursiones de la Guardia Roja, practicaba tai chi en un parque de Shangai. Pero no era muy bueno. Quizá por eso, al cruzarse con otros jóvenes "negros" que estudiaban inglés por su cuenta, se unió a ellos. Y leyó, leyó todo lo que el régimen no quería que leyera.Joyce, Eliot, Faulkner. Literatura inglesa, y sobre todo, poesía. Un salvoconducto que, cuando en 1976 murió Mao Zedong y se reabrieron las universidades, le permitió acceder a la Academia China de Ciencias Sociales.


La carta de confesión
La represión del régimen y el miedo también fueron los responsables de que Qiu se pusiera frente a la página en blanco. No como vía de escape o método de denuncia, sino como única herramienta para salvar a su padre de la muerte. El primer escrito del joven Xiaolong lleva la negrísima impronta del terror: la carta de confesión de su padre. Él estaba en el hospital con los ojos vendados, y era el hijo quien tenía que ahuyentar a los monstruos. Así que fue sus ojos y sus manos, y escribió. Confesó en su nombre que antes de 1949 poseyó una tienda, y que eso, aunque "accidental" le convertía en merecedor de todo castigo posible. En la habitación del hospital, encadenó las palabras adecuadas que aireaban su culpabilidad, y acabaron librándole del tiro de gracia. Y mientras su padre era humillado, en Qiu brotó algo parecido al orgullo.
Estuvo durante horas de pie en el escenario, sosteniendo por los hombros a su padre ante a los monstruos. Frente a ellos, el Tribunal de la Guardia Roja que decidiría si sus palabras eran suficiente para perdonarle la vida. De fondo, las rojas canciones del régimen. Sobre sus cabezas, un inmenso retrato de Mao. Y sus palabras funcionaron. "Mi escritura no puede ser tan mala", pensó. Y siguió escribiendo.
Al principio, solo poesía, su pasaporte para el escape. En 1988 recibió una beca para investigar la obra de T.S Eliot en EEUU, y huyó justo a tiempo. Desde St.Louis presenció la masacre de Tiananmen, y pensó que nunca regresaría. Algunas crónicas de La Voz de Américamencionan al naciente poeta chino Qiu Xiaolong, friendo rollitos en la puerta de entrada de la Universidad, tratando de recaudar fondos para los estudiantes que estaban siendo masacrados en la plaza de Pekín.
Aún tardaría años en reunir el arrojo para volver a la prosa de esa carta de confesión. Mientras tanto, tradujo a T.S Eliot, a Yeats, a Conrad, y se convirtió en profesor universitario. Pero también volvió a Shangai, empapándose de la China actual. Del crecimiento vertiginoso y desenfrenado, del oropel de los rascacielos, de la corrupción y los excesos facilitados por el fulgurante despegue económico. De los cambios, fundamentalmente. La colisión entre la nostalgia maoísta de un karaoke donde aún suenan las canciones que proclaman el To sing the red, to crush the black y un país convulsionado por el escándalo de Bo Xilai, quien fue su compañero en la Academia de Ciencias Sociales y nunca le devolvió una raqueta de ping-pong.
Así que, escribió de ese país de fachada roja y corazón negro. De las certezas pasadas de lo que había vivido, y de las incógnitas presentes. Por eso su primera novela fue negra, como perro negro que fue. En Muerte de una heroína roja utilizó el misterio como marco y como excusa para moldear al inspector Chen Cao, que puede no solo averiguar el crimen, sino hacer preguntas prohibidas sobre las circunstancias culturales y sociales que lo circundan.
Los poemas, el padre asesinado, el negro: todo Qiu Xiaolong está en el sagaz inspector que escribe versos en la nocturnidad de Shangai. Y toda la China del siglo XXI está en su obra. La pasada y la presente, que a veces es la misma. Como los monstruos de los que su padre no consiguió librarle y que hoy siguen donde estaban. "Me pregunto con frecuencia qué pensaría mi padre de estar vivo", dice Qiu. "Todo lo que sufrí no sirvió para nada"; o tal vez: "La Historia es solo una broma, ¿no?". Monstruosa.

Fuente: http://www.libertaddigital.com/cultura/libros/2014-06-06/la-monstruosa-broma-de-qiu-xiaolong-1276520639/