Este es un texto modificado tomado de Wikipedia que me pareció muy bien documentado y muy objetivo. Sobre todo, ilustra sobre una práctica que desde la visión occidental parece aberrante.
Vendado
de pies
Vendado de pies (chino
tradicional: 纏足,
chino simplificado: 缠足,
pinyin: chánzú, literalmente «pies vendados» o chino tradicional: 縛腳, "Pies de
loto") era la costumbre de aplicar una venda ajustada a los pies de las
niñas para prevenir su crecimiento. La práctica posiblemente se originó entre
las bailarinas de clase alta de la corte en la temprana Dinastía Song, en el
siglo X, pero se propagó convirtiéndose en una práctica común en la clase alta
y la burguesía. Las clases más bajas no lo practicaban puesto que impedía a las
mujeres trabajar.
El vendado de pies se
volvió muy popular al considerarlo los hombres muy atractivo. Aún hoy en la
ciudad china de Cantón, hay familias que se enorgullecen de tener ancestros con
“pies de loto”. En la misma Cantón, a finales del siglo XIX, se volvió una
práctica común vendar los pies de la mayor de las hijas de una familia de clase
baja con el propósito de convertirla en una dama. La intención era que la hija
lograra un matrimonio ventajoso económicamente y así hacer prosperar a la
familia. A las hijas menores no se les vendaban los pies pues éstas al crecer
eran destinadas a ser sirvientas domésticas. Cuando les llegaba la edad de
casarse podían convertirse en concubinas de hombres ricos o esposas de obreros,
campesinos o artesanos. Al no tener los pies vendados, estas mujeres podían
realizar trabajos pesados en el campo, ayudar a sus maridos en sus negocios o
afrontar las tareas de ama de casa y crianza de los hijos. Se asumía que las
hermanas mayores, convertidas en damas gracias al "pie de loto",
nunca necesitarían trabajar.
Aunque algunos
reformadores cuestionaron la práctica, no fue hasta a principios del siglo XX
cuando comenzó su declive, en parte por el cambio de las condiciones sociales y
en parte como resultado de campañas contra el vendado de pies.,1 considerándolo
una práctica bárbara y arcaica, pues el vendado de pies provocaba
discapacidades motoras de por vida en la gran mayoría de mujeres a quienes les
había sido practicado. Aun así la costumbre persistió en las zonas rurales
hasta que en 1949 fue definitivamente prohibida por el nuevo gobierno comunista
de Mao. Al iniciarse el siglo XXI, las pocas mujeres con "pie de
loto" que quedan en China, son ancianas con importantes problemas de
movilidad y necesitan cuidados y asistencia continua.2
Múltiples teorías
intentaron explicar el origen del vendado de pies, desde el deseo de emular los
naturalmente pequeños pies de la concubina preferida de un príncipe, a la
historia de una emperatriz que tenía pies en forma de palo.
En realidad esta práctica
surgió en Nanjing, al inicio de la dinastía Song (937–975), donde se celebraba
la fama de sus bailarinas, admiradas por sus pequeños pies y hermosos zapatos
arqueados. Todavía durante la anterior dinastía Tang entre las estatuillas
policromadas que se incluían en los ajuares funerarios dejados en las tumbas
acomodadas, se hallaron algunas de mujeres a caballo, pues las damas chinas de
las épocas más antiguas practicaban la equitación y el polo al igual que sus
familiares masculinos, ejercicios que luego abandonarían, imposibilitadas por
los pies mutilados. El vendado de pies fue primeramente practicado entre la
élite y sólo en las regiones más ricas y prósperas de China. Esto revela que
vendar los pies de las niñas de alta cuna, representaba su exención de realizar
tareas pesadas, destinadas a mujeres de clase social baja. También indica que
sus futuros maridos eran lo suficientemente adinerados como para permitirse el matrimonio
con una dama a la que mantener y que esta esposa viviera sólo para complacer al
marido y gobernar a los sirvientes de la casa. Por lo tanto, estar casado con
una mujer con "pies de loto" era también signo de prestigio para un
hombre.3
A principios del siglo
XIX, se estima que el 40-50% de las mujeres chinas tenían pies vendados. Para
las mujeres de clase alta este porcentaje era casi del 100%.4 Se estima que más
de mil millones de mujeres chinas tuvieron sus pies vendados desde el tardío
siglo X hasta mediados del siglo XX.5
Los pies vendados eran un
símbolo de belleza que se volvió un prerrequisito para encontrar esposo, como
también una oportunidad para mujeres pobres de casarse por dinero, mejorando su
estatus social y, por ende, el de su familia. Las mujeres, sus familias, y sus
esposos tenían gran orgullo en los pies pequeños cuyo largo ideal, llamado
“loto dorado”, era de siete centímetros.6 Este orgullo se reflejaba en las
elegantemente bordadas pantuflas de seda que las mujeres usaban para cubrir sus
pies deformados. Caminar con los pies vendados requería doblar las rodillas
levemente y balancearse para mantener el equilibrio. Esto provocaba una forma
de caminar que era considerada de gran refinamiento.
El vendado de pies se
practicó de diferentes maneras y en algunas zonas de China no se hacía. Algunos
grupos practicaban el vendaje flojo, que no rompía los huesos del arco y los
dedos, sino simplemente volvía más angosto el pie. Los Hakka, por ejemplo, no
practicaban el vendado de pies.7 En cambio, entre los Hui de la provincia de
Gansu, era costumbre obligada.8 Tan asumido estaba el "pie de loto"
entre los Hui que el pueblo Dungan, sus descendientes instalados en Asia
central, también practicaban el vendado de pies y no abandonaron la costumbre
hasta mediados del siglo XX.9 En Cantón el occidental James Legge encontró una
mezquita donde se repartían folletos denunciando el vendado de pies, con el
argumento de que el Islam no lo permitía ya que constituía una violación a la
creación de Alá.10
Las mujeres manchúes
tenían prohibido vendarse los pies por un edicto del emperador a partir de
1644, cuando los manchúes iniciaron su gobierno sobre China.11 Como el
"pie de loto" tenía ya una prevalencia muy arraigada, los manchúes,
que también consideraban atractivo el particular andar de las mujeres con pies
vendados, inventaron un tipo de zapato femenino para emularlo sin pasar por la
deformación del pie. Este calzado obligaba a las mujeres a oscilar en su marcha
para mantener el equilibrio a semejanza de las damas con "pies de
loto". Estos zapatos, llamados “cesta de flores”, se apoyaban en
plataformas altas generalmente hechas de madera, o tenían un pequeño pedestal
central. Así, los pies vendados de verdad o no se volvieron una importante
marca diferencial entre las damas manchúes y las han.
Muchas mujeres con pies
vendados de clase media-baja eran, de hecho, capaces de caminar y trabajar en
los campos, aunque con muchas limitaciones comparadas con las mujeres de pies
normales. Tenían más movilidad porque solían ser mujeres a quienes se les había
practicado la deformación en la variante del vendaje flojo, que solo estrechaba
y aguzaba el pie sin llegar a partirlo y doblarlo. Durante el siglo XIX y
comienzos del XX, las bailarinas con pies vendados eran muy populares, así como
los actores de circo que cabalgaban de pie sobre caballos a la carrera. Durante
los años 80 del siglo XX, un grupo de ancianas con "pies de loto" de
la provincia de Yunnan formaron una internacionalmente conocida tropa de baile
para actuar frente a turistas extranjeros. En otras áreas rurales de China,
bien entrado el siglo XXI se pueden encontrar ancianas de 80 o 90 años
proveyendo de limitada asistencia a trabajadores en los campos de arroz.12
Declive
En 1874, sesenta mujeres
cristianas en Xiamen organizaron un movimiento para poner fin a la práctica del
vendado de pies. Tras unos años, esta reivindicación fue dirigida por el
Movimiento Femenino de la Templanza Cristiana en 1883 e impulsada por el
misionero cristiano Timothy Richard, quien sostenía que el cristianismo podía
promover la equidad entre los dos géneros.13
Una nueva generación de
chinos con acceso a educación universitaria y que habían viajado por Europa,
comenzaron a darse cuenta que este aspecto de su cultura significaba un atraso
respecto a la modernización de China; los darwinistas sociales afirmaban que
debilitaba a la nación ya que las mujeres impedidas por el "pie de
loto", supuestamente engendrarían hijos débiles. Las feministas atacaron
la práctica porque causaba sufrimiento a las mujeres y les impedía trabajar
para lograr su emancipación.14 En el cambio al siglo XX, mujeres como Kwan
Siew-Wah (conocida en Occidente como Brigitte Kwan), feminista pionera, se
entregaron a luchar para acabar con el vendado de pies.
También hubo edictos que
intentaron terminar con el vendado de pies. La emperatriz Cixi, que era manchú,
emitió uno de esos edictos tras la rebelión Bóxer pero fue abolido poco tiempo
después. El vendado de pies fue también ilegalizado en 1902 por nuevos edictos
imperiales de la dinastía Qing.15
En 1912, después de la
caída de la dinastía Qing, el nuevo gobierno nacionalista de la República de
China prohibió de nuevo el vendado de pies, aunque, al igual que sus
predecesores, no siempre con éxito. En Taiwan, el vendado fue prohibido por la
administración japonesa en 1915. Algunas familias que se oponían a la práctica
hacían acuerdos contractuales unos con otros prometiendo en matrimonio mutuo un
hijo con una hija sin los pies vendados.16 17 Cuando los comunistas tomaron el
poder en 1949 establecieron la estricta y definitiva prohibición del vendado de
pies, incluyendo las áreas rurales aisladas donde las distintas prohibiciones
anteriores habían sido ignoradas.
El proceso empezaba antes
de que el arco del pie de las niñas tuviese la oportunidad de desarrollarse
plenamente. El vendado comenzaba a edad temprana, entre los 2 y los 5 años, y
el doloroso proceso se prolongaba durante varios años. Solía iniciarse por lo
general en los meses de invierno ya que los pies estarían entumecidos por el
frío y el dolor no sería tan extremo.18
Primero cada pie se
bañaba y sumergía en una mezcla caliente de hierbas y sangre animal: esto se
hacía con la intención de ablandar el pie para ayudar al vendado. Luego las
uñas se cortaban al ras para prevenir que al crecer perforasen la planta del
pie (ya que después del vendado la punta de los dedos quedaba apuntando a la
planta) y provocaran infecciones. Las vendas de algodón de 3 metros de largo y
5 centímetros de ancho eran preparadas hundiéndolas en la misma mezcla de
hierbas y sangre animal. Para permitir que el tamaño del pie se redujese, los
dedos de cada pie eran doblados y presionados con fuerza contra la planta del
pie hasta lograr romperlos.
Los dedos rotos eran
mantenidos apretados contra la planta del pie mientras éste era estirado hacia
abajo, formando línea recta con el resto de la pierna. El arco se rompía a la
fuerza. Las vendas eran atadas repetidamente en forma de ocho, empezando en el
interior del pie en la zona del empeine, pasando sobre los dedos, luego bajo el
pie y alrededor del talón. Los dedos recién fracturados eran apretados
firmemente contra la planta. Con cada vuelta de la venda, el vendaje se
apretaba cada vez más estrechando el empeine y el talón entre sí. Esto
provocaba que el pie roto se doblase en el arco y los dedos quedasen bajo ese
doblez.
Los pies rotos de las
niñas requerían gran cuidado y atención. Eran desvendados regularmente. Cada
vez que el pie era desvendado debía lavarse meticulosamente, los dedos
revisados en busca de heridas y las uñas cuidadosamente cortadas. Luego eran
masajeados para suavizarlos y hacer que las articulaciones y los huesos se
volvieran más flexibles. También era costumbre hundidos en una mezcla para que
el tejido necrótico, si lo hubiera, se desprendiese.14
Inmediatamente después de
este procedimiento, los dedos rotos de la niña eran plegados bajo el pie
nuevamente y se repetía el vendaje. Este vendado y desvendado era repetido con
la máxima frecuencia posible (para los ricos al menos una vez al día, para
clases más modestas 2 o 3 veces a la semana). Eran generalmente las mujeres
mayores de la familia o una profesional quien llevaba a cabo el inicial
quebrado de huesos y subsiguiente vendado de los pies. Esto era considerado
preferible a que lo hiciera la madre, ya que la misma podría sentir culpa por
el sufrimiento de su hija y estaría menos dispuesta a ajustar bien los
vendajes.18
El problema más común con
los pies vendados era la infección. A pesar de la cantidad de cuidados tomados
regularmente como el lavado y el corte de uñas, a menudo las mismas se
encarnaban e infectaban. Por esta razón, a menudo las uñas de las niñas eran
extraídas en su totalidad. Lo apretado del vendaje comprometía la circulación de
los dedos, que estaba prácticamente cortada y por tanto, cualquier herida tenía
muy pocas expectativas de curación. Esto causaba infecciones y necrosis.
Si la infección de los
tejidos de los dedos llegaba a las falanges logrando ablandarlas, desembocaba en
necrosis y desprendimiento. Sin embargo, la pérdida de dedos se consideraba
beneficioso porque los vendajes podían aplicarse aún más ajustados y el pie
quedaría aún más pequeño. A las niñas cuyos dedos eran más carnosos a veces les
ponían pedazos de vidrio o de tejas dentro del vendaje y entre los dedos para
producir un corte e infección deliberadamente. A la herida le seguía
inevitablemente la infección, por lo que podía producirse la muerte por shock
séptico. Las niñas supervivientes a estas infecciones tenían más riesgos de
sufrir complicaciones médicas a medida que iban creciendo, puesto que dichas
infecciones dañaban sus órganos internos.
Al principio del vendado
muchos huesos del pie a quedaban rotos durante años. Con el tiempo, los huesos
se acababan soldando, sobre todo cuando el tejido óseo se endurecía tras la
etapa de crecimiento. Aún después de que los pies sanaran de infecciones eran
propensos a quebrarse nuevamente, especialmente cuando la niña pasase por sus
años adolescentes y sus huesos estuvieran todavía blandos. Las mujeres adultas
tenían más probabilidad de quebrarse las caderas y otros huesos debido a
caídas, pues su caminar era inestable y les costaba ponerse de pie desde una
posición sentada.19
Los pies vendados fueron
considerados intensamente eróticos en la cultura china antigua y las mujeres
con perfectos "pies de loto" tenía muchas probabilidades de conseguir
un matrimonio más prestigioso que una con los pies naturales. Los manuales
sexuales de la dinastía Qing listaban 48 formas diferentes de jugar con los
pies vendados. Algunos maridos preferían no ver nunca desnudos los "pies
de loto" de su esposa. En estos casos, siempre quedaban ocultos dentro de
pequeños "zapatos de loto" ricamente bordados y vendajes. Feng Xun
dejó escrito: "si quitas los zapatos y las vendas, el sentimiento estético
será destruido por siempre". Esto es indicio de que los hombres
comprendían que la belleza erótica de los pies vendados no se correspondía con
su desagradable realidad física, la cual, por lo tanto, debía ser mantenida
oculta para lograr mantener viva la fantasía.14
Para los hombres el
principal efecto erótico era el "andar de loto": los pequeños pasos,
el oscilante y frágil caminar de una mujer cuyos pies habían sido vendados.
Mujeres con tales pies deformes evitaban poner el peso del cuerpo en la punta
del pie y tendían a caminar predominantemente en sus talones. Como resultado,
las mujeres que habían pasado por el proceso del vendaje caminaban
cuidadosamente y con paso vacilante.18 El hecho de que el pie vendado estuviese
oculto a los ojos de los hombres era sexualmente estimulante. Además de
esconder la dura realidad del pie deforme, se evitaba el más que probable mal
olor que desprendían. Diversos microorganismos colonizaban los profundos
pliegues provocados en el arco del pie y los dedos, aunque la mujer tuviera una
buena higiene, el lavado y secado era complicado, por lo que la limpieza no era
completa.
Otro atributo de las mujeres
con los pies vendados era la limitación en su movilidad y, por lo tanto, su
impedimento para tomar parte en la vida política y social. Los pies vendados
volvían a las mujeres dependientes de sus familias, particularmente de sus
esposos. Se convertían en un apreciado símbolo de castidad y propiedad del
hombre ya que la mujer quedaba restringida a su hogar y no podía aventurarse
lejos sin escolta o la ayuda de sirvientes.20
Los zapatos de loto son
un tipo de calzado usado por las mujeres chinas que tenían los pies vendados.
Los zapatos tienen forma de cono e intentan representar el capullo del loto.21
Delicadamente construidos con algodón o seda, eran lo suficientemente pequeños
para caber en la palma de la mano.21 Algunos diseños tenían tacones o
plantillas de madera. Estaban confeccionados en diferentes estilos y colores.
Además estaban ricamente bordados con diseños de animales y flores. Las
plantillas de madera o tacones de algunos modelos estaban forrados con telas
también bordadas.22 Algunos diseños solo cabían en la punta del pie, dando así
la ilusión de que era aún más pequeño escondido tras una larga falda.23 Hoy día
aún quedan ejemplares de muchos zapatos de loto, que son atesorados por los
museos y colecciones privadas como obras de arte y testigos de una práctica ya
muerta.24
En literatura, films y
televisión[
El vendado de pies ha
tomado un papel prominente en muchos trabajos literarios tradicionales o
contemporáneos, tanto en Oriente como en Occidente. Estos retratos son a veces
basados en observaciones o investigaciones. Lógicamente, cuando una práctica
está tan emocionalmente cargada, el escritor suele adoptar una postura respecto
al "pie de loto". Por ejemplo en el caso de The Good Earth (La buena
tierra), escrito por Pearl S. Buck, los sucesos son relativamente neutrales
implicando así respeto por la cultura china y asumiendo que no es el rol de
extranjeros promover una reforma de costumbres. En otras opciones los sucesos
relatados en las novelas parecen tener la intención de promover la abolición de
dicha práctica o se contemplan desde un sentimiento de condescendencia hacia
China.25
Ju-Chen Li, Flowers in
the Mirror [1] Lin Tai-yi tr. (University of California Press, 1965 ISBN
978-0-520-00747-5) Incluye capítulos que ocurren en el “País de las mujeres”
donde los hombres tienen niños y son los varones quienes tienen los pies
vendados.
Feng Jicai (b. 1942), The
Three-Inch Golden Lotus (Honolulu: University of Hawaii Press, 1994) presenta
una imagen satírica del movimiento por abolir la práctica, la cual es vista
como una parte de la cultura china.
En el film de 1958 The
Inn of the Sixth Happiness Ingrid Bergman retrata a una misionera británica en
China Gladys Aylward, a la cual, por medio de un mandarín local, le es asignada
la tarea de desvendar los pies de jóvenes mujeres, una orden impopular que el
gobierno civil había fallado en cumplir.
Ruthanne Lum McCunn
escribió una novela biográfica A Thousand Pieces of Gold (más tarde adaptada en
una película), sobre Polly Bemis, una pionera mujer chino-americana. Describe
sus pies siendo vendados y más tarde desvendados cuando necesitó ayudar a su
familia en los trabajos de su granja.
La historia corta de
Emily Prager A Visit from the Footbinder, de su colección de historias cortas
del mismo nombre (1982) describe las últimas horas de la niñez de una joven
china antes de que el vendador profesional llegue a iniciarla en la vida adulta
de belleza y dolor de las mujeres.
La obra de Lisa Loomer
The Waiting Room trata con temas como la modificación corporal. Uno de los tres
protagonistas es una mujer china del siglo XVIII que llega a un hospital
moderno buscando atención medica por complicaciones debido a sus pies vendados.
La novela de Lensey
Namioka Ties that Bind, Ties that Break sigue a una niña china llamada Ailin
que se niega a que le venden los pies, lo cual termina afectando su futuro.
La novela del 2005 de
Lisa See Snow Flower and the Secret Fan trata sobre dos niñas chinas que están
destinadas a ser amigas. La novela está basada en los sacrificios que las
mujeres hacían (en la China de fines del siglo XIX) para casarse e incluye el
proceso de vendado de las mismas a la edad de 7 años. El libro fue adaptado en
2010 en una película del mismo nombre dirigida por Wayne Wang.
Feng Shui es una película
filipina de terror del año 2004 que trata sobre la maldición de un antiguo
espejo bagua hechizado por la malevolente alma de una mujer china de pies
vendados. El espejo brinda suerte y prosperidad a su propietario pero a cambio
la mujer de pies vendados lleva la muerte a los que sean cercanos al mismo.
En el capítulo 4 de la
primer temporada de la serie "Marco Polo" de 2014 muestra el
procedimiento, hecho encuadrado en el final de la dinastía Song.
Referencias
Ebrey, Patricia Buckley
(2010). 'Cambridge Illustrated History of China (2nd edición). New York:
Cambridge University Press. pp. 160–161.
Lim, Louisa (19 de marzo
de 2007). «Painful Memories for China's Footbinding Survivors». Morning
Edition. National Public Radio.
Hasan, Heather. «The Art
of Foot-Binding». Consultado el 9 de septiembre de 2010.
Rossi, William A. (1993).
The Sex Life of the Foot & Shoe. Krieger Pub Co.
«The Bygone Practice of
Footbinding in China». 7 de julio de 2010. Archivado desde el original el 22 de
noviembre de 2015. Consultado el 29 de enero de 2012.
Manning, Mary Ellen (10
de mayo de 2007). «China's "Golden Lotus Feet" - Foot-binding Practice».
Archivado desde el original el 22 de noviembre de 2015. Consultado el 29 de
enero de 2012.
Lawrence Davis, Edward
(2005). Encyclopedia of Contemporary Chinese Culture, Routledge, p. 333.
James Hastings, John
Alexander Selbie, Louis Herbert Gray (1916). Encyclopædia of religion and
ethics, Volume 8. Edimburgo: T. & T. Clark. p. 893. Consultado el 1 de
enero de 2011.(Original from Harvard University)
Touraj Atabaki, Sanjyot
Mehendale; Sanjyot Mehendale (2005). Central Asia and the Caucasus:
transnationalism and diaspora. Psychology Press. p. 31. ISBN 978-0-415-33260-6.
Consultado el 1 de enero de 2011.
James Legge (1880). The
religions of China: Confucianism and Tâoism described and compared with
Christianity. Londres: Hodder and Stoughton. p. 111. Consultado el 28 de junio
de 2010.(Original from Harvard University)
Elliott, Mark C. (2001).
The Manchu Way: the Eight Banners and Ethnic Identity in Late Imperial China.
Stanford, California: Stanford University Press. p. 247. ISBN
978-0-8047-3606-0.
Lin, Louisa. «Painful
Memories for China's Footbinding Survivors». Consultado el 21 de agosto de
2011.
Vincent Goossaert; David
A. Palmer (15 de abril de 2011). The Religious Question in Modern China.
University of Chicago Press. pp. 70–. ISBN 978-0-226-30416-8. Consultado el 31 de
julio de 2012.
Levy, Howard S. (1991).
The Lotus Lovers: The Complete History of the Curious Erotic Tradition of Foot
Binding in China. Nueva York (EE.UU.): Prometheus Books. p. 322.
http://web.archive.org/web/http://www.bridgew.edu/soas/jiws/vol1/li.htm
Mackie, Gerry (1996).
«Ending Footbinding and Infibulation: A Convention Account.». American
Sociological Review 61 (6). pp. 999–1017.