lunes, 29 de febrero de 2016

La tradición de vendar los pies en la cultura china



Este es un texto modificado tomado de Wikipedia que me pareció muy bien documentado y muy objetivo. Sobre todo, ilustra sobre una práctica que desde la visión occidental parece aberrante.



Vendado de pies
Vendado de pies (chino tradicional: 纏足, chino simplificado: 缠足, pinyin: chánzú, literalmente «pies vendados» o chino tradicional: , "Pies de loto") era la costumbre de aplicar una venda ajustada a los pies de las niñas para prevenir su crecimiento. La práctica posiblemente se originó entre las bailarinas de clase alta de la corte en la temprana Dinastía Song, en el siglo X, pero se propagó convirtiéndose en una práctica común en la clase alta y la burguesía. Las clases más bajas no lo practicaban puesto que impedía a las mujeres trabajar.
El vendado de pies se volvió muy popular al considerarlo los hombres muy atractivo. Aún hoy en la ciudad china de Cantón, hay familias que se enorgullecen de tener ancestros con “pies de loto”. En la misma Cantón, a finales del siglo XIX, se volvió una práctica común vendar los pies de la mayor de las hijas de una familia de clase baja con el propósito de convertirla en una dama. La intención era que la hija lograra un matrimonio ventajoso económicamente y así hacer prosperar a la familia. A las hijas menores no se les vendaban los pies pues éstas al crecer eran destinadas a ser sirvientas domésticas. Cuando les llegaba la edad de casarse podían convertirse en concubinas de hombres ricos o esposas de obreros, campesinos o artesanos. Al no tener los pies vendados, estas mujeres podían realizar trabajos pesados en el campo, ayudar a sus maridos en sus negocios o afrontar las tareas de ama de casa y crianza de los hijos. Se asumía que las hermanas mayores, convertidas en damas gracias al "pie de loto", nunca necesitarían trabajar.
Aunque algunos reformadores cuestionaron la práctica, no fue hasta a principios del siglo XX cuando comenzó su declive, en parte por el cambio de las condiciones sociales y en parte como resultado de campañas contra el vendado de pies.,1 considerándolo una práctica bárbara y arcaica, pues el vendado de pies provocaba discapacidades motoras de por vida en la gran mayoría de mujeres a quienes les había sido practicado. Aun así la costumbre persistió en las zonas rurales hasta que en 1949 fue definitivamente prohibida por el nuevo gobierno comunista de Mao. Al iniciarse el siglo XXI, las pocas mujeres con "pie de loto" que quedan en China, son ancianas con importantes problemas de movilidad y necesitan cuidados y asistencia continua.2
Múltiples teorías intentaron explicar el origen del vendado de pies, desde el deseo de emular los naturalmente pequeños pies de la concubina preferida de un príncipe, a la historia de una emperatriz que tenía pies en forma de palo.
En realidad esta práctica surgió en Nanjing, al inicio de la dinastía Song (937–975), donde se celebraba la fama de sus bailarinas, admiradas por sus pequeños pies y hermosos zapatos arqueados. Todavía durante la anterior dinastía Tang entre las estatuillas policromadas que se incluían en los ajuares funerarios dejados en las tumbas acomodadas, se hallaron algunas de mujeres a caballo, pues las damas chinas de las épocas más antiguas practicaban la equitación y el polo al igual que sus familiares masculinos, ejercicios que luego abandonarían, imposibilitadas por los pies mutilados. El vendado de pies fue primeramente practicado entre la élite y sólo en las regiones más ricas y prósperas de China. Esto revela que vendar los pies de las niñas de alta cuna, representaba su exención de realizar tareas pesadas, destinadas a mujeres de clase social baja. También indica que sus futuros maridos eran lo suficientemente adinerados como para permitirse el matrimonio con una dama a la que mantener y que esta esposa viviera sólo para complacer al marido y gobernar a los sirvientes de la casa. Por lo tanto, estar casado con una mujer con "pies de loto" era también signo de prestigio para un hombre.3
A principios del siglo XIX, se estima que el 40-50% de las mujeres chinas tenían pies vendados. Para las mujeres de clase alta este porcentaje era casi del 100%.4 Se estima que más de mil millones de mujeres chinas tuvieron sus pies vendados desde el tardío siglo X hasta mediados del siglo XX.5
Los pies vendados eran un símbolo de belleza que se volvió un prerrequisito para encontrar esposo, como también una oportunidad para mujeres pobres de casarse por dinero, mejorando su estatus social y, por ende, el de su familia. Las mujeres, sus familias, y sus esposos tenían gran orgullo en los pies pequeños cuyo largo ideal, llamado “loto dorado”, era de siete centímetros.6 Este orgullo se reflejaba en las elegantemente bordadas pantuflas de seda que las mujeres usaban para cubrir sus pies deformados. Caminar con los pies vendados requería doblar las rodillas levemente y balancearse para mantener el equilibrio. Esto provocaba una forma de caminar que era considerada de gran refinamiento.
El vendado de pies se practicó de diferentes maneras y en algunas zonas de China no se hacía. Algunos grupos practicaban el vendaje flojo, que no rompía los huesos del arco y los dedos, sino simplemente volvía más angosto el pie. Los Hakka, por ejemplo, no practicaban el vendado de pies.7 En cambio, entre los Hui de la provincia de Gansu, era costumbre obligada.8 Tan asumido estaba el "pie de loto" entre los Hui que el pueblo Dungan, sus descendientes instalados en Asia central, también practicaban el vendado de pies y no abandonaron la costumbre hasta mediados del siglo XX.9 En Cantón el occidental James Legge encontró una mezquita donde se repartían folletos denunciando el vendado de pies, con el argumento de que el Islam no lo permitía ya que constituía una violación a la creación de Alá.10
Las mujeres manchúes tenían prohibido vendarse los pies por un edicto del emperador a partir de 1644, cuando los manchúes iniciaron su gobierno sobre China.11 Como el "pie de loto" tenía ya una prevalencia muy arraigada, los manchúes, que también consideraban atractivo el particular andar de las mujeres con pies vendados, inventaron un tipo de zapato femenino para emularlo sin pasar por la deformación del pie. Este calzado obligaba a las mujeres a oscilar en su marcha para mantener el equilibrio a semejanza de las damas con "pies de loto". Estos zapatos, llamados “cesta de flores”, se apoyaban en plataformas altas generalmente hechas de madera, o tenían un pequeño pedestal central. Así, los pies vendados de verdad o no se volvieron una importante marca diferencial entre las damas manchúes y las han.
Muchas mujeres con pies vendados de clase media-baja eran, de hecho, capaces de caminar y trabajar en los campos, aunque con muchas limitaciones comparadas con las mujeres de pies normales. Tenían más movilidad porque solían ser mujeres a quienes se les había practicado la deformación en la variante del vendaje flojo, que solo estrechaba y aguzaba el pie sin llegar a partirlo y doblarlo. Durante el siglo XIX y comienzos del XX, las bailarinas con pies vendados eran muy populares, así como los actores de circo que cabalgaban de pie sobre caballos a la carrera. Durante los años 80 del siglo XX, un grupo de ancianas con "pies de loto" de la provincia de Yunnan formaron una internacionalmente conocida tropa de baile para actuar frente a turistas extranjeros. En otras áreas rurales de China, bien entrado el siglo XXI se pueden encontrar ancianas de 80 o 90 años proveyendo de limitada asistencia a trabajadores en los campos de arroz.12
Declive
En 1874, sesenta mujeres cristianas en Xiamen organizaron un movimiento para poner fin a la práctica del vendado de pies. Tras unos años, esta reivindicación fue dirigida por el Movimiento Femenino de la Templanza Cristiana en 1883 e impulsada por el misionero cristiano Timothy Richard, quien sostenía que el cristianismo podía promover la equidad entre los dos géneros.13
Una nueva generación de chinos con acceso a educación universitaria y que habían viajado por Europa, comenzaron a darse cuenta que este aspecto de su cultura significaba un atraso respecto a la modernización de China; los darwinistas sociales afirmaban que debilitaba a la nación ya que las mujeres impedidas por el "pie de loto", supuestamente engendrarían hijos débiles. Las feministas atacaron la práctica porque causaba sufrimiento a las mujeres y les impedía trabajar para lograr su emancipación.14 En el cambio al siglo XX, mujeres como Kwan Siew-Wah (conocida en Occidente como Brigitte Kwan), feminista pionera, se entregaron a luchar para acabar con el vendado de pies.
También hubo edictos que intentaron terminar con el vendado de pies. La emperatriz Cixi, que era manchú, emitió uno de esos edictos tras la rebelión Bóxer pero fue abolido poco tiempo después. El vendado de pies fue también ilegalizado en 1902 por nuevos edictos imperiales de la dinastía Qing.15
En 1912, después de la caída de la dinastía Qing, el nuevo gobierno nacionalista de la República de China prohibió de nuevo el vendado de pies, aunque, al igual que sus predecesores, no siempre con éxito. En Taiwan, el vendado fue prohibido por la administración japonesa en 1915. Algunas familias que se oponían a la práctica hacían acuerdos contractuales unos con otros prometiendo en matrimonio mutuo un hijo con una hija sin los pies vendados.16 17 Cuando los comunistas tomaron el poder en 1949 establecieron la estricta y definitiva prohibición del vendado de pies, incluyendo las áreas rurales aisladas donde las distintas prohibiciones anteriores habían sido ignoradas.
El proceso empezaba antes de que el arco del pie de las niñas tuviese la oportunidad de desarrollarse plenamente. El vendado comenzaba a edad temprana, entre los 2 y los 5 años, y el doloroso proceso se prolongaba durante varios años. Solía iniciarse por lo general en los meses de invierno ya que los pies estarían entumecidos por el frío y el dolor no sería tan extremo.18

Primero cada pie se bañaba y sumergía en una mezcla caliente de hierbas y sangre animal: esto se hacía con la intención de ablandar el pie para ayudar al vendado. Luego las uñas se cortaban al ras para prevenir que al crecer perforasen la planta del pie (ya que después del vendado la punta de los dedos quedaba apuntando a la planta) y provocaran infecciones. Las vendas de algodón de 3 metros de largo y 5 centímetros de ancho eran preparadas hundiéndolas en la misma mezcla de hierbas y sangre animal. Para permitir que el tamaño del pie se redujese, los dedos de cada pie eran doblados y presionados con fuerza contra la planta del pie hasta lograr romperlos.
Los dedos rotos eran mantenidos apretados contra la planta del pie mientras éste era estirado hacia abajo, formando línea recta con el resto de la pierna. El arco se rompía a la fuerza. Las vendas eran atadas repetidamente en forma de ocho, empezando en el interior del pie en la zona del empeine, pasando sobre los dedos, luego bajo el pie y alrededor del talón. Los dedos recién fracturados eran apretados firmemente contra la planta. Con cada vuelta de la venda, el vendaje se apretaba cada vez más estrechando el empeine y el talón entre sí. Esto provocaba que el pie roto se doblase en el arco y los dedos quedasen bajo ese doblez.
Los pies rotos de las niñas requerían gran cuidado y atención. Eran desvendados regularmente. Cada vez que el pie era desvendado debía lavarse meticulosamente, los dedos revisados en busca de heridas y las uñas cuidadosamente cortadas. Luego eran masajeados para suavizarlos y hacer que las articulaciones y los huesos se volvieran más flexibles. También era costumbre hundidos en una mezcla para que el tejido necrótico, si lo hubiera, se desprendiese.14
Inmediatamente después de este procedimiento, los dedos rotos de la niña eran plegados bajo el pie nuevamente y se repetía el vendaje. Este vendado y desvendado era repetido con la máxima frecuencia posible (para los ricos al menos una vez al día, para clases más modestas 2 o 3 veces a la semana). Eran generalmente las mujeres mayores de la familia o una profesional quien llevaba a cabo el inicial quebrado de huesos y subsiguiente vendado de los pies. Esto era considerado preferible a que lo hiciera la madre, ya que la misma podría sentir culpa por el sufrimiento de su hija y estaría menos dispuesta a ajustar bien los vendajes.18
El problema más común con los pies vendados era la infección. A pesar de la cantidad de cuidados tomados regularmente como el lavado y el corte de uñas, a menudo las mismas se encarnaban e infectaban. Por esta razón, a menudo las uñas de las niñas eran extraídas en su totalidad. Lo apretado del vendaje comprometía la circulación de los dedos, que estaba prácticamente cortada y por tanto, cualquier herida tenía muy pocas expectativas de curación. Esto causaba infecciones y necrosis.
Si la infección de los tejidos de los dedos llegaba a las falanges logrando ablandarlas, desembocaba en necrosis y desprendimiento. Sin embargo, la pérdida de dedos se consideraba beneficioso porque los vendajes podían aplicarse aún más ajustados y el pie quedaría aún más pequeño. A las niñas cuyos dedos eran más carnosos a veces les ponían pedazos de vidrio o de tejas dentro del vendaje y entre los dedos para producir un corte e infección deliberadamente. A la herida le seguía inevitablemente la infección, por lo que podía producirse la muerte por shock séptico. Las niñas supervivientes a estas infecciones tenían más riesgos de sufrir complicaciones médicas a medida que iban creciendo, puesto que dichas infecciones dañaban sus órganos internos.
Al principio del vendado muchos huesos del pie a quedaban rotos durante años. Con el tiempo, los huesos se acababan soldando, sobre todo cuando el tejido óseo se endurecía tras la etapa de crecimiento. Aún después de que los pies sanaran de infecciones eran propensos a quebrarse nuevamente, especialmente cuando la niña pasase por sus años adolescentes y sus huesos estuvieran todavía blandos. Las mujeres adultas tenían más probabilidad de quebrarse las caderas y otros huesos debido a caídas, pues su caminar era inestable y les costaba ponerse de pie desde una posición sentada.19
Los pies vendados fueron considerados intensamente eróticos en la cultura china antigua y las mujeres con perfectos "pies de loto" tenía muchas probabilidades de conseguir un matrimonio más prestigioso que una con los pies naturales. Los manuales sexuales de la dinastía Qing listaban 48 formas diferentes de jugar con los pies vendados. Algunos maridos preferían no ver nunca desnudos los "pies de loto" de su esposa. En estos casos, siempre quedaban ocultos dentro de pequeños "zapatos de loto" ricamente bordados y vendajes. Feng Xun dejó escrito: "si quitas los zapatos y las vendas, el sentimiento estético será destruido por siempre". Esto es indicio de que los hombres comprendían que la belleza erótica de los pies vendados no se correspondía con su desagradable realidad física, la cual, por lo tanto, debía ser mantenida oculta para lograr mantener viva la fantasía.14
Para los hombres el principal efecto erótico era el "andar de loto": los pequeños pasos, el oscilante y frágil caminar de una mujer cuyos pies habían sido vendados. Mujeres con tales pies deformes evitaban poner el peso del cuerpo en la punta del pie y tendían a caminar predominantemente en sus talones. Como resultado, las mujeres que habían pasado por el proceso del vendaje caminaban cuidadosamente y con paso vacilante.18 El hecho de que el pie vendado estuviese oculto a los ojos de los hombres era sexualmente estimulante. Además de esconder la dura realidad del pie deforme, se evitaba el más que probable mal olor que desprendían. Diversos microorganismos colonizaban los profundos pliegues provocados en el arco del pie y los dedos, aunque la mujer tuviera una buena higiene, el lavado y secado era complicado, por lo que la limpieza no era completa.
Otro atributo de las mujeres con los pies vendados era la limitación en su movilidad y, por lo tanto, su impedimento para tomar parte en la vida política y social. Los pies vendados volvían a las mujeres dependientes de sus familias, particularmente de sus esposos. Se convertían en un apreciado símbolo de castidad y propiedad del hombre ya que la mujer quedaba restringida a su hogar y no podía aventurarse lejos sin escolta o la ayuda de sirvientes.20
Los zapatos de loto son un tipo de calzado usado por las mujeres chinas que tenían los pies vendados. Los zapatos tienen forma de cono e intentan representar el capullo del loto.21 Delicadamente construidos con algodón o seda, eran lo suficientemente pequeños para caber en la palma de la mano.21 Algunos diseños tenían tacones o plantillas de madera. Estaban confeccionados en diferentes estilos y colores. Además estaban ricamente bordados con diseños de animales y flores. Las plantillas de madera o tacones de algunos modelos estaban forrados con telas también bordadas.22 Algunos diseños solo cabían en la punta del pie, dando así la ilusión de que era aún más pequeño escondido tras una larga falda.23 Hoy día aún quedan ejemplares de muchos zapatos de loto, que son atesorados por los museos y colecciones privadas como obras de arte y testigos de una práctica ya muerta.24
En literatura, films y televisión[
El vendado de pies ha tomado un papel prominente en muchos trabajos literarios tradicionales o contemporáneos, tanto en Oriente como en Occidente. Estos retratos son a veces basados en observaciones o investigaciones. Lógicamente, cuando una práctica está tan emocionalmente cargada, el escritor suele adoptar una postura respecto al "pie de loto". Por ejemplo en el caso de The Good Earth (La buena tierra), escrito por Pearl S. Buck, los sucesos son relativamente neutrales implicando así respeto por la cultura china y asumiendo que no es el rol de extranjeros promover una reforma de costumbres. En otras opciones los sucesos relatados en las novelas parecen tener la intención de promover la abolición de dicha práctica o se contemplan desde un sentimiento de condescendencia hacia China.25
Ju-Chen Li, Flowers in the Mirror [1] Lin Tai-yi tr. (University of California Press, 1965 ISBN 978-0-520-00747-5) Incluye capítulos que ocurren en el “País de las mujeres” donde los hombres tienen niños y son los varones quienes tienen los pies vendados.
Feng Jicai (b. 1942), The Three-Inch Golden Lotus (Honolulu: University of Hawaii Press, 1994) presenta una imagen satírica del movimiento por abolir la práctica, la cual es vista como una parte de la cultura china.
En el film de 1958 The Inn of the Sixth Happiness Ingrid Bergman retrata a una misionera británica en China Gladys Aylward, a la cual, por medio de un mandarín local, le es asignada la tarea de desvendar los pies de jóvenes mujeres, una orden impopular que el gobierno civil había fallado en cumplir.
Ruthanne Lum McCunn escribió una novela biográfica A Thousand Pieces of Gold (más tarde adaptada en una película), sobre Polly Bemis, una pionera mujer chino-americana. Describe sus pies siendo vendados y más tarde desvendados cuando necesitó ayudar a su familia en los trabajos de su granja.
La historia corta de Emily Prager A Visit from the Footbinder, de su colección de historias cortas del mismo nombre (1982) describe las últimas horas de la niñez de una joven china antes de que el vendador profesional llegue a iniciarla en la vida adulta de belleza y dolor de las mujeres.
La obra de Lisa Loomer The Waiting Room trata con temas como la modificación corporal. Uno de los tres protagonistas es una mujer china del siglo XVIII que llega a un hospital moderno buscando atención medica por complicaciones debido a sus pies vendados.
La novela de Lensey Namioka Ties that Bind, Ties that Break sigue a una niña china llamada Ailin que se niega a que le venden los pies, lo cual termina afectando su futuro.
La novela del 2005 de Lisa See Snow Flower and the Secret Fan trata sobre dos niñas chinas que están destinadas a ser amigas. La novela está basada en los sacrificios que las mujeres hacían (en la China de fines del siglo XIX) para casarse e incluye el proceso de vendado de las mismas a la edad de 7 años. El libro fue adaptado en 2010 en una película del mismo nombre dirigida por Wayne Wang.
Feng Shui es una película filipina de terror del año 2004 que trata sobre la maldición de un antiguo espejo bagua hechizado por la malevolente alma de una mujer china de pies vendados. El espejo brinda suerte y prosperidad a su propietario pero a cambio la mujer de pies vendados lleva la muerte a los que sean cercanos al mismo.
En el capítulo 4 de la primer temporada de la serie "Marco Polo" de 2014 muestra el procedimiento, hecho encuadrado en el final de la dinastía Song.
Referencias
Ebrey, Patricia Buckley (2010). 'Cambridge Illustrated History of China (2nd edición). New York: Cambridge University Press. pp. 160–161.
Lim, Louisa (19 de marzo de 2007). «Painful Memories for China's Footbinding Survivors». Morning Edition. National Public Radio.
Hasan, Heather. «The Art of Foot-Binding». Consultado el 9 de septiembre de 2010.
Rossi, William A. (1993). The Sex Life of the Foot & Shoe. Krieger Pub Co.
«The Bygone Practice of Footbinding in China». 7 de julio de 2010. Archivado desde el original el 22 de noviembre de 2015. Consultado el 29 de enero de 2012.
Manning, Mary Ellen (10 de mayo de 2007). «China's "Golden Lotus Feet" - Foot-binding Practice». Archivado desde el original el 22 de noviembre de 2015. Consultado el 29 de enero de 2012.
Lawrence Davis, Edward (2005). Encyclopedia of Contemporary Chinese Culture, Routledge, p. 333.
James Hastings, John Alexander Selbie, Louis Herbert Gray (1916). Encyclopædia of religion and ethics, Volume 8. Edimburgo: T. & T. Clark. p. 893. Consultado el 1 de enero de 2011.(Original from Harvard University)
Touraj Atabaki, Sanjyot Mehendale; Sanjyot Mehendale (2005). Central Asia and the Caucasus: transnationalism and diaspora. Psychology Press. p. 31. ISBN 978-0-415-33260-6. Consultado el 1 de enero de 2011.
James Legge (1880). The religions of China: Confucianism and Tâoism described and compared with Christianity. Londres: Hodder and Stoughton. p. 111. Consultado el 28 de junio de 2010.(Original from Harvard University)
Elliott, Mark C. (2001). The Manchu Way: the Eight Banners and Ethnic Identity in Late Imperial China. Stanford, California: Stanford University Press. p. 247. ISBN 978-0-8047-3606-0.
Lin, Louisa. «Painful Memories for China's Footbinding Survivors». Consultado el 21 de agosto de 2011.
Vincent Goossaert; David A. Palmer (15 de abril de 2011). The Religious Question in Modern China. University of Chicago Press. pp. 70–. ISBN 978-0-226-30416-8. Consultado el 31 de julio de 2012.
Levy, Howard S. (1991). The Lotus Lovers: The Complete History of the Curious Erotic Tradition of Foot Binding in China. Nueva York (EE.UU.): Prometheus Books. p. 322.
 http://web.archive.org/web/http://www.bridgew.edu/soas/jiws/vol1/li.htm
Mackie, Gerry (1996). «Ending Footbinding and Infibulation: A Convention Account.». American Sociological Review 61 (6). pp. 999–1017.


miércoles, 24 de febrero de 2016

China en el siglo XIX

CHINA EN EL SIGLO XIX


Grupo de cortesanas retratadas en Shangai por un fotógrafo anónimo
http://www.20minutos.es/noticia/2489210/0/primeras-fotos/occidentales-china/siglo-xix/


A Lady Gaga le encantarán: peinados de moda en la China del siglo XIX 6






Fumadores de opio

http://misterios.variaditos.net/las-peores-masacres-de-la-historia-parte-2



China a comienzos del XIX: política interior y exterior

A comienzos del siglo XIX China era, como en la actualidad, un enorme país que contaba con un gran potencial demográfico. Sin embargo, ese gigante oriental era víctima de la inercia marcada por su centenaria tradición y por las élites gobernantes. Mientras el mundo occidental vivía un intenso proceso de urbanización e industrialización, China era un país de campesinos, compuesto por un sinfín de pequeñas y grandes aldeas; apenas existían ciudades que, desde luego, no eran como las europeas. Esa sociedad rural era relativamente homogénea; tan sólo destacaba del común un pequeño grupo aristocrático al que, debido al inmovilismo existente, era muy difícil acceder.

En Pekín, una de las pocas urbes a las que nos referíamos anteriormente, vivía el emperador con su séquito y los miembros de la administración estatal. El gobernante, para escarnio de algunos habitantes del país, pertenecía a una dinastía extranjera de origen manchú [3]. No obstante, la labor de gobierno, donde destacaba la figura de los mandarines, era relativamente eficaz. Estos, al igual que la mayor parte de la población china, recelaban de la presencia mercantil y militar extranjera que, a lo largo del siglo XIX, se fue haciendo más abrumadora.

La primera apertura de China a las exigencias comerciales de esos países –exceptuando, claro está, las tímidas relaciones establecidas desde los viajes de Marco Polo- se produjo en Cantón, y los beneficiados fueron los británicos. Posteriormente, el Tratado de Nankín puso fin a la llamada Guerra del Opio, que enfrentó a los chinos con el Imperio de la Reina Victoria entre 1839 y 1842 [4]. Según las cláusulas del mismo, los vencedores adquirían el derecho a comerciar en cinco puertos de China, uno de ellos a orillas del Yang Tse Kiang. Además, se otorgaba un estatuto especial para Hong Kong. En este mismo periodo también Francia y los EE.UU. lograron arrancar concesiones al receloso gobierno oriental. Había dado comienzo el reparto de la “tarta china” que tan bien caricaturizaron a finales de siglo los dibujantes de la prensa europea. Estas concesiones fueron ampliadas a estas y otras potencias con motivo de la larga insurrección de los Taiping, donde los occidentales tomaron postura en favor de estos o del gobierno en función de sus propios intereses [4].

Estancamiento y crisis en China.

La, en cierto modo violenta, incursión comercial de Occidente provocó un generalizado rechazo -en ocasiones rozando lo cómico- hacia todo lo relacionado con los “invasores”; incluido el desarrollo de estos. Y, por si fuera poco, la fidelidad a la civilización tradicional china no ayudó precisamente a superar estos prejuicios. Mientras el poder imperial se iba poco a poco descomponiendo, el territorio fue dividiéndose en feudos controlados por los “señores de la guerra”. Sin embargo, no todo eran desgracias para el pueblo chino. En los puertos abiertos al comercio, lugares donde se concentraban los principales intereses europeos y norteamericanos, se fueron formando enclaves de desarrollo económico. Fruto de la acumulación de población que huía de la pobreza rural, se levantaron grandes ciudades; lugares que sirvieron como catalizadores de las nuevas ideas.

La manifestación más clara del retraso de China la encontramos en el control que su vecino nipón empieza a tener sobre ella. Japón se convierte, al igual que las potencias occidentales, en “señor” de los destinos chinos tras derrotar al gigante asiático en la Guerra de Corea. La victoria japonesa tuvo consecuencia territoriales y comerciales para la propia China, de las que también procuraron sacar partido los europeos. Sin embargo, el temor de estos últimos a que el expansionismo japonés pusiera en peligro sus intereses comerciales, les llevó a apoyar al más débil. De esta manera, la nueva potencia fuerte –Japón- no pudo sacar de su victoria todas las concesiones que deseaba.

Las sucesivas derrotas y humillaciones facilitaron el surgimiento de sociedades secretas que actuaban contra los intereses del gobierno, de los señores, y de las propias potencias occidentales. Esas organizaciones constituyeron el germen de la “revuelta de los boxers”, ante cuyas reclamaciones los emperadores no tuvieron más remedio que ceder. Tan sólo la intervención occidental en pleno cambio de siglo impidió que los radicales chinos se hicieran con todo el poder. Las potencias, que por supuesto descartaban la posibilidad de colonizar territorialmente China –era demasiado extensa y llevaba asociada consigo demasiados problemas-, se limitaron a obtener nuevas garantías y privilegios una vez finalizado el conflicto.

Las revoluciones chinas.

La crítica situación que vivía China obligó a la emperatriz Tseu-Hi a aceptar el programa reformista propuesto por la nueva clase de hombres de negocios que había surgido en el país [3]. Estos impulsaron un proceso de desarrollo basado en prácticas económicas de tipo moderno, que vino acompañado de una reforma del Ejercito y del funcionariado, y por la promulgación de una Constitución. Además, se abandonaron muchas de las antiguas tradiciones, de entre las que destaca el culto a la figura divina imperial. Esto, junto con el aumento del número de funcionarios y altos cargos antidinásticos, debilitaron la posición de la familia imperial.

En 1912, tras la caída de la dinastía reinante Sun Yat Sen se convirtió en el primer presidente de la República China. Este personaje había elaborado unos años antes una teoría política en la que defendía el nacionalismo antimanchú, el antiimperialismo, la democracia y el socialismo. Sin embargo, su ineficacia en la lucha contra los imperiales y los “señores de la guerra”, a la que se unió la anarquía existente dentro del propio territorio republicano acabaron propiciando el relevo en la presidencia; Sun Yat Sen fue sustituido por Yuan Che-kai.

Al término de la Gran Guerra (1914-1918), los acuerdo de paz acabaron por legitimar la ocupación japonesa de varios territorios del Pacífico, incluidos algunos pertenecientes a China. Este hecho, unido a la inercia desastrosa que arrastraba el gigante asiático desde comienzos del XIX, volvió a sumir al país en una profunda crisis. Tras el periodo de caos, en 1927 el Kuomintang asumió el poder. La tranquilidad se prolongo durante un breve periodo de cuatro años, en los cuales este grupo mantuvo unidos en su seno a nacionalistas, socialistas y demócratas. La ruptura del pacto con los comunistas marcó el inicio de un nuevo periodo de crisis. Las luchas entre “señores de la guerra” volvieron a asolar el territorio chino, al tiempo que Japón invadía Manchuria en 1931. Con este panorama interno China iba a enfrentarse al convulso periodo bélico de finales de los años treinta y principios de los cuarenta. En 1937 iniciaba una guerra con Japón que, enlazando con los II Guerra Mundial, no tocó a su fin hasta el años 1945 [1]. La nación china sufrió grandes pérdidas en el conflicto, fue humillada en numerosas ocasiones, pero gracias a la victoria aliada salió triunfadora en la conflagración.

El final victorioso sobre Japón en la guerra de 1937-1945 no acabó de apaciguar los ánimos en China. La división dentro del Koumintang tras la ruptura protagonizada por los comunistas de Mao Tse-Tung, llevó al ejército de este a enfrentarse con el gobierno de Chang Kai-Shek [5]. La guerra civil china duró cuatro años (1945-1949). En ella los comunistas, con apoyo de la URSS, se alzaron con la victoria. Los nacionalistas huyeron del territorio continental, constituyendo un gobierno en el exilio en la isla de Taiwán (Formosa) bajo la protección y el reconocimiento de los EE.UU. Desde entonces existen dos estado que reclaman la herencia china: uno comunista en el continente, y otro nacionalista en la isla.

Bibliografía
[1] Historia Universal Contemporánea I y II; Javier Paredes (Coord.) – Barcelona – Ariel – 2004.
[2] La guerra del mundo: los conflictos del siglo XX y el declive de occidente (1904-1953); Niall Ferguson – Barcelona – Debate – 2007.
[3] Los Manchúes; Pamela Kyle Crossley – Barcelona – Ariel – 2002.
[4] Historia breve de China; Pedro Ceinos – Madrid – Silex – 2003.
[5] Cisnes salvajes: tres hijas de China; Jung Chang – Barcelona – Circe – 2006.
[6] Historia del nacionalismo; Hans Kohn – México – Fondo de Cultura Económica – 1984.

https://historiaencomentarios.wordpress.com/2008/10/27/china-el-gigante-asiatico-de-1800-a-1949/





Lisa See y "El abanico de seda"



LISA SEE




Lisa See
Lisa See (París, 18 de febrero de 1955) es una novelista de origen chino establecida en Estados Unidos y que escribe en inglés.

Biografía
Biznieta del patriarca de China Town de Los Ángeles, Fong See, fue criada en el seno de su familia de origen chino. Su madre, Carolyn See es también escritora. Con ella y el también escritor John Espey -pareja de Carolyn desde 1975 hasta la muerte de éste en 2000-, Lisa See ha publicado tres novelas bajo el seudónimo de Monica Highland.
Su narrativa se centra en las costumbres de origen chino.
Fue corresponsal durante trece años del semanario Publishers Weekly y sus artículos han aparecido en periódicos como The New York Times o The Washington Post.

Obras
On Gold Mountain: The One-Hundred-Year Odyssey of My Chinese American Family. St. Martins Press, 1995. Narra la vida y hechos de su bisabuelo Fong. See escribió también el libreto para la ópera basada en esta novela.
Flower Net. HarperCollins, 1997. — La telaraña china, Debolsillo, 2002
The Interior. HarperCollins, 1999. — La trama china, Debolsillo, 2002
Dragon Bones. Random House, Inc., 2003.
Snow Flower and the Secret Fan. Random House, Inc., 2005. — El abanico de seda, Salamandra, 2005; Quinteto, 2010
Peony in Love. Random House, Inc., 2007. — El pabellón de las peonías, Salamandra, 2008
Shanghai Girls. Random House, Inc., 2009. — Dos chicas de Shanghai, Salamandra, 2010
Chinatown (guía). Angels Walk LA, 2003.
Novelas firmadas como Monica Highland (con Carolyn See y John Espey)[editar]
Lotus Land. New York, McGraw Hill, 1983.
110 Shanghai Road. New York, McGraw Hill, 1986.
Greetings from Southern California. New York, McGraw Hill, 1988.
Premios[editar]
2001: Mujer Nacional del Año, distinción concedida por la Organización de Chinos Estadounidenses

2003: History Makers Award, concedido por el Museo Chino Estadounidense

Tomado de Wikipedia

jueves, 4 de febrero de 2016

Sigmund Freud





Sigmund Freud LIFE.jpg

Fotografía de Sigmund Freud fumando en 1922, 
por Max Halberstadt.


Sigmund Freud

Alguna vez nos hemos puesto a pensar en la importancia que tiene el trabajo de Freud para la sociedad contemporánea? No es que el sexo no existiera antes de él, ni que la gente no soñara o tuviese pensamientos incestuosos, no: estas cosas han existido desde el inicio de la humanidad. La importancia de su trabajo radica en que sacó a la luz, ventiló, estudió y le dio la importancia que tiene la sexualidad y el mundo del inconsciente en el desarrollo del individuo y de la sociedad. Su obra abrió el camino de la revolución sexual, misma que ha permitido que mujeres y homosexuales reivindiquen sus derechos en la opresora sociedad patriarcal erigido por los varones. Sigmund Freud, el judío, el revolucionario, el que derribó tabúes, se paseó por las calles de Viena en la época gloriosa del la decadencia del Imperio Austrohúngaro. Su trabajo está profundamente relacionado con el florecimiento y la búsqueda renovadora de las artes y la literatura en Occidente y especialmente en su ciudad natal.

Biografía de Freud


(Tomada de psicologiaeninfografias.wordpress.com)

La casa de Freud

Freud

Caminé por las calles de Viena hasta que encontré la casa que habitó Sigmund Freud. No fue algo que hubiera planeado. De hecho, desde el momento en que decidimos viajar a Viena en pleno invierno, en lo único que pensé fue en la ópera. Para mí, la capital del antiguo Imperio Astrohúngaro era sinónimo de música. Pero luego de varios días de caminar por la ciudad, después de disfrutar de los parques, los teatros, la arquitectura monumental, tras haber agotado el recorrido típico del turista que incluye el espectáculo de la Escuela Española de Equitación y los recuerdos de Sissi, esa mañana, mientras mi compañero disfrutaba de un delicioso "Sachertorte" y un café con nata, yo me dediqué a seguir las huellas de Freud. En ese momento no supe si lo hice por "snobismo", por decirle a los amigos "¿Conocen la casa de Freud? Es uno de los rincones poco visitados de Viena"
así, como si yo fuera a Viena cada mes, o sí sólo fue la curiosidad, el morbo, como si esperara ver a alguna mujer atormentada o un hombre agobiado por sus problemas reprimidos saliendo del consultorio . Ahora que los años han pasado, creo que en cierto modo fue una especie de búsqueda interior. Nunca me he psicoanalizado y eso que hace años tuve un buen amigo psicoanalista. No porque no lo necesite, sino porque me da miedo lo que pueda encontrar en mi inconsciente. Y es que como alguien dijo "en el fondo de todo siempre está la madre". Y como a mi mamá la quiero mucho, prefiero dejar así las cosas, en santa y precaria paz y no moverle a los posibles rencores ocultos. En fin, la dichosa casa en donde nació el famoso psicoanálisis es una construcción decimonónica como muchas hay en la ciudad, con una escalera de piedra poco iluminada, oscura como la misma Viena por las noches, con un poco de misterio y mucho de la magia que envuelve a los mitos. Para desgracia mía, mas no de la gente, ahora es un museo, mismo al que no entré. No por el costo, sino porque yo buscaba una experiencia más íntima. Cuando intentaba conectarme emocionalmente con el edificio, la presencia de un matrimonio austriaco muy serio, que me miró como quien ve a un hotentote surgiendo del Kalahar, me cohibiói. Así que, agobiado por mi complejo de inferioridad (¡cuánto pude haber discutido con el maestro sobre el tema!) a toda carrera salí de ahí. Eso sí, antes de marcharme, le pedí a un desconocido menos hosco que salía también del edificio que me tomara una foto en la escalera. Como el hombre sonrió, pensé que muchos habían hecho lo mismo. No sé en dónde quedó la fotografía, en algún rincón del disco duro de mi ordenador estará perdida. Pero cuando salí a la calle me sentí inundado por una dicha repentina y extraña. Sí, estuve en la puerta de la casa que habitó Sigmund Freud y en ese momento entendí que mi vida está ligada a la historia del mundo y que Viena era parte de mí mismo. Y le di gracias a Freud desde el fondo de mi atormentado y caótico inconsciente.

César Antonio Sotelo

miércoles, 3 de febrero de 2016

El arte transgresor de Gustav Klimt

El arte transgresor de Gustav Klimt

Cuando el visitante del Palacio del Belvedere admira extasiado las obras refulgentes en dorado que son tan características del estilo de Klimt, pocas veces pensamos en el pintor austriaco como un transgresor, un revolucionario cuyo trabajo cambió el rumbo del arte en su país, maestro e inspiración de expresionistas como Schiele y de vanguardistas como Kokoschka. Y sin embargo, tanto su vida como su obra fueron siempre piedra de escándalo en la Viena de la "Belle Epoque". 



"El Beso"

"Todo arte es erótico" señaló Klimt. Y su pintura es un canto al erotismo y a la libertad sexual del ser humano.



"La dama de oro" (Retrato de Adele Bloch Bauer)

En los retratos que realizó de las damas de la burguesía vienesa, logra dotarlas de una sensualidad que refleja, para los críticos, la reprimida sexualidad de la mujer en esa época.



Emperatriz Teodora de Bizancio. Mosaico. Ravena

Sí, es innegable la influencia. Klimt admiró el arte románico y el trabajo bizantino del mosaico, con las aplicaciones del oro imperial. Con sus cuadros, dotó a la burguesía vienesa de una dignidad aristocrática. La aristocracia del dinero que sustituye a la de la sangre en el cambio del nuevo siglo.



"Danae"



"Judith"


"Serpientes de mar"


 Detalle del mural "Beethoven"


Viena, decadencia y esplendor

La Viena de Gustav Klimt

Al iniciar el siglo XX, Viena es una ciudad espléndida que agoniza. Capital de un Imperio que se resquebraja, lentamente, mientras el poder político declina, se convierte en una de las más importantes capitales de la cultura occidental, centro de gran crecimiento económico y una ciudad cosmopolita, con inmigrantes llegados de todos los rincones del Imperio Austrohúngaro (checos, húngaros, croatas, serbios, bosnios, eslovacos) y también con una creciente población judía. 
En este panorama y para entender el contexto en que nace el famoso cuadro de Klimt "La dama de oro" podemos reflexionar sobre algunos temas.

El movimiento artístico de la Secesión.

La Secesión vienesa (también llamada Secessionsstil, o Sezessionsstil en Austria) formó parte del muy variado movimiento actualmente denominado modernismo. Fue fundada en 1897 por un grupo de 19 artistas vieneses que había abandonado la Asociación. Como proyecto de renovación artística, trataba de reinterpretar los estilos del pasado ante los embates de la producción industrial que estaban desnudando estructural y estéticamente la realidad del arte y la sociedad de la época. Su primer presidente fue Gustav Klimt. (Wikipedia)

pabellon-secesion-vienesa-jugendstil

Pabellón de la Secesión de Viena




Casa habitación de Otto Wagner


Los portavoces de este movimiento son: Gustav KlimtKoloman MoserFerdinand Andri y Joseph Maria Olbrich (arquitecto) entre otros.
Aunque la secesión se incluye en el modernismo, típico de fines del período histórico y cultural conocido como la Belle Époque, corresponde señalar que presenta importantes diferencias con el coetáneo Art Nouveau y con otros estilos semejantes al Art Nouveau (el Liberty o florealeitaliano o el modernismo español por ejemplos); en la secesión, aunque se busca la elegancia, predomina la sobriedad formal, e incluso cierta severidad, en los casos en que se transgrede la sobriedad sale a la luz el expresionismo. En muchos aspectos, por su sentido de ruptura, la secesión puede formar parte del vanguardismo.
Los carteles provienen del campo cultural, no comercial, como primaba hasta entonces. Los trabajos son muy estructurados, dándoles mucha importancia al orden, el equilibrio y la geometrización (el cuadrado y el cubo son repetidos continuamente). Su objetivo estético final era la "obra de arte total" o Gesamtkunstwerk, término acuñado por Richard Wagner para denominar a un arte que condensara las destrezas de todas las demás.
Los artistas vieneses querían dar a su arte una expresión despojada de sus velos y nada envuelta en accesorios. Un arte propio, sin servilismos extranjeros. No quieren imitar al arte exterior, pero sí que les sirva de inspiración y análisis.
La decoración es modernista, ni orgánica, ni naturalista sino estilizada y abstracta. La tipografía es un elemento determinante, le dan gran importancia a la letra, esta tiene un valor formal, compositivo y comunicativo.
En 1903, se forma una nueva agrupación de artistas en torno a los llamados Wiener Werkstätte o Talleres Vieneses, en los que colaborarían Gustav KlimtEgon SchieleOskar Kokoschka, y otros.
Sobre la puerta de entrada del "Repollo de Oro", como es conocido popularmente en Viena, puede leerse A cada tiempo su arte, y a cada arte su libertad ("Der Zeit ihre Kunst, der Kunst ihre Freiheit").

Karlplatz estilo Jugendstil

Pabellón Karlsplatz




"El abrazo" de Egon Schiele

El arte de estos autores fue considerado como degenerado por la crítica conservadora. Uno de los más notables "degenerados" fue Egon Schile, discípulo de Klimt.
Egon Leo Adolf Schiele más conocido como Egon Schiele (Tulln an der DonauAustria12 de junio de 1890 – VienaAustria,31 de octubre de 1918), fue un pintor y grabador austriaco contemporáneo y discípulo de Gustav Klimt.
Fue uno de los grandes artistas figurativos de principios del siglo XX y junto con Oskar Kokoschka conformaron lo que se conoce por expresionismo austriaco. Su vida estuvo rodeada por un aura de misticismo: de talento muy precoz, murió a la temprana edad de 28 años. A pesar de su corta vida, su obra es muy numerosa: unas trescientas cuarenta pinturas y dos mil ochocientas entre acuarelas y dibujos. Entre su obra creativa figuran poemas y experimentos fotográficos. Su particular estilo lo situó entre los movimientos expresionistas, especialmente de la Secesión de Viena, con una tipología muy personal.
Las principales obras de Egon Schiele se conservan en Viena, distribuidas entre la Österreichische Galerie Belvedere y elLeopold Museum inaugurado en el año 2001 que es el que conserva el mayor número de obras. Asimismo, la mayoría de su gran colección de dibujos se encuentra en la Albertina, también en Viena. (Wikipedia)

"Autorretrato con los dedos extendidos" Egon Schiele